Ropa Vieja Con Caldo de Cocido
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Una reinvención de un plato tradicional. Qué mejor que homenajeando al hambre, razón de ser de la alimentación, que tras su culturización acabó convertido en gastronomía. Esto es lo que representa esta lucida versión de la ropa vieja: la exquisitez inspirada en la cocina de sobras. El cocido, el condumio dominguero, la fiesta semanal, la sobreabundancia de los pobres, necesariamente reciclado. Del ingenio de la miseria al ingenio del cocinero, que con esta receta remueve conciencias. Nos recuerda que fuimos pobres y que debemos ser humildes. Humildes en la vida: cocinando y comiendo. Nos recuerda que tenemos una historia, una historia que debe ser fuente de inspiración y que la creatividad no es necesariamente mayor, mejor, más brillante, por romper con la tradición. Existe, parece decir Pepe Rodríguez, un orgullo, el orgullo de ser y estar, de ser lo que hemos sido y de haber vivido lo que hemos vivido. Nos recuerda este manchego de pro que no es nada nuevo lo de la culinaria sin producto. Nos recuerda que también existe corazón en la gastronomía. El nos lo ha robado, como nos ha robado el paladar, sirviéndonos el mejor caldo de cocido que recordamos ¡La Perfección existe! y dando viva a una mezcolanza anónima de carnes deshilachadas y verduras ¡Todas las farsas no son una farsa!
Una Ropa Vieja riquísima, jugosísima y con renovados aires mesoneros.