Maggio 26 15:52
Pastas Gerardo di Nola
Maggio 26 15:32
Azienda Agricola le Macchie-Paolo Parisi
Maggio 24 17:52
Maggio 24 17:40
Maggio 24 17:39
Maggio 24 17:38
Maggio 24 17:07


Jesús Herrero

Ferraris y utilitarios

La Primavera da mucho juego en la cocina y en los meses de abril y mayo conviene visitar un puñado de establecimientos en los que se miman los productos de la huerta. Tienen merecida fama algunas casas de La Rioja y Navarra, pero yo conservo también gratísimos recuerdos de otros restaurantes cuya ubicación está muy alejada de esas dos Comunidades Autónomas.

En mi particular itinerario gastronómico primaveral siempre hay dos destinos inexcusables: el restaurante Fagollaga de Hernani (Guipúzcoa) y el restaurante Guggenheim de Bilbao.
Isaac Salaberría nos deslumbra en el Fagollaga con un plato de guisantes minúsculos, crudos y templados, sin hollejo y sin fécula, algo así como un conjunto de delicadas perlas que albergan en su interior un jugo herbáceo y azucarado. Josean Martínez Alija oficia en el Guggenheim otro producto estelar: el guisante lágrima. En este caso la leguminosa es casi microscópica -tiene el tamaño de una cabeza de alfiler-, desde el punto de vista palatal guarda cierta similitud con el anterior y en las composiciones que plantea Josean, ese guisante lágrima suele aparecer como una pequeña constelación de botones herbáceos, lo cual también posibilita nuevos registros táctiles o de textura.

El año pasado degusté un excelente plato de verduras en Casa Marcelo de Santiago de Compostela y, asimismo, disfruté con el soberbio “homenaje al tomate” de Casa Marcial (Arriondas – Asturias) y con la espléndida “huerta” del Azurmendi de Eneko Atxa en Larrabetzu – Vizcaya.
Este año, una de las últimas menestras primaverales de “altos vuelos” la he encontrado hace unos días en el restaurante La Granada de Zaragoza, en donde Carmelo Bosque, chef propietario de este establecimiento y también del Lillas Pastia de Huesca, está dando un nuevo impulso a su cocina. Y además lo está haciendo con un mérito añadido porque ofrece un menú a un precio realmente contenido.
La menestra que degusté en La Granada formaba parte de un menú de 32 euros (con vino incluido), en el que se podía elegir un primer plato entre tres, un segundo entre seis (tres pescados y tres carnes) y un postre entre cuatro.

En relación con las verduras, en los años 1994 y 1995 Ferrán Adriá hacía gala de su genialidad e iniciaba el movimiento de la deconstrucción planteando nuevas texturas y exhibiendo dos auténticos Fórmula1: la menestra de verduras en texturas en su versión salada (año 1994) y la versión dulce del plato anterior (año 1995). Actualmente Isaac Salaberría y Josean Martínez Alija nos ofrecen sus Ferraris (guisantes pelados cuyo precio de mercado oscila entre los 110 y los 170 euros por kilo), mientras que Carmelo Bosque nos presenta su utilitario sin pretensiones de llevarlo al circuito de Monza.

Con Ferrán a la cabeza, a mediados de la década de 1990 comenzaba a fraguarse un nuevo estilo de cocina. Ese estilo fue consolidándose y se definía a través de 23 puntos. El punto tercero decía: “todos los productos tienen el mismo valor gastronómico, independientemente de su precio”. Es indudable que la asunción de ese punto desmontó algunos mitos y propició la aceptación de nuevos conceptos.
Que nadie se precipite en sus conclusiones y que cada cual elija su propia opción de disfrute. Por mi parte debo confesarles que a mí me gustan muchísimo los Ferrari y que también aprecio – y además en su verdadero valor – las prestaciones de los buenos utilitarios.
 



7

Amerigo

Alberto Bettini
Alberto Bettini
Nazionalita: Italia
Localita: Savigno (BO)
Indirizzo: Via Marconi 14-16
mapa
(+39) 0516708326
Chiusura::
Prezzo: 45 €


  • Calzagatti
  • Calzagatti
  • Tortellini
  • Tortellini
  • Tagliatelle
  • Tagliatelle
  • Carrilleras de ternera sobre puré, perfumadas con cebolla frita rebozada
  • Carrilleras de ternera sobre puré, perfumadas con cebolla frita rebozada

Una fría noche de invierno, tras haber atravesado varias colinas nevadas, llegamos al pequeño pueblo de Savigno. Nada más entrar en el restaurante, la satisfacción nos embargó: calidez, hospitalidad, alegría y, sobretodo, una magnífica experiencia gastronómica. Alberto Bettini, sobrino de Amerigo (el fundador de la casa), ofrece un amplio abanico de perfumes de su tierra y de sus tradiciones. Pero cuidado: aunque se tienda a considerar este restaurante como muy tradicional – que, sin duda, lo es –, el concepto no queda aquí: el chef propone una cocina tradicional en constante evolución, que se va perfeccionando día a día, seleccionando las mejores materias primas, aligerando los platos, haciéndolos más agradables, más digestivos, más precisos en cuanto a cocciones y gustos. Aquí, prima ante todo el respeto por la tradición y la historia de la tierra.
El aperitivo ya da la tónica: croquetas de carne muy simples, pero de un sabor pulido, neto y preciso, de una rareza olvidada. Si no es usted natural de Emilia ¡No lo dude! Elija un plato de embutidos locales variados para introducirse mejor en el ambiente de una bella cena en esta región: jamón curado, panceta, salami y testa in caseta, servidos con tigelle, unos sutiles panecillos calientes. El conocimiento del producto y la voluntad de hacer apreciar lo mejor del territorio también quedan plasmados en la selecta propuesta presentada en la carta de Parmigiano-Reggiano de montaña, que se ofrece en distintos puntos de maduración ¡No deje de probar este queso presentado en su mejor punto! Los calzagatti envueltos con un delicado velo de panceta son una delicia: una preparación local que puede ir acompañada de salsa de tomate y una masa de habas con polenta que, una vez endurecida, se sofríe y se sirve con unas exquisitas verduras encurtidas. Pero las virtudes de esta cocina, probablemente, se manifiestan en los entrantes. Los tortellini, servidos en un caldo de ave y vaca blanca de Módena, cristalino y perfectamente desengrasado, son deliciosos. Las clásicas tagliatelle de huevo con ragú son de antología: con la pasta crujiente y nerviosa al paladar y el guiso, de una untuosidad mórbida, persuasiva, y de un sabor profundo y preciso. Radicalmente nuevas, en cambio, las lasañas con alcachofas: cocidas sin bechamel, ofrecen una mejor textura en boca, siendo las verduras más perfumadas, sabrosas y, probablemente, más digestivas. Los velos de pasta de huevo se separan de las alcachofas con una crema ligera de patatas con tallos de alcachofas y un ragú blanco de cerdo sin tomate. Se obtiene así una lasaña que se cuece bastante rápido y resulta por lo tanto menos compacta, más ligera y aireada. Las carrilleras de ternera sobre puré, perfumadas con cebolla frita rebozada, también se presentan muy bien cocidas. Después de tanta copiosidad conviene un refrescante sorbete de Lambrusco o una crema helada, apenas hecha, de una bondad excepcional. En temporada, se proponen setas y trufas de los bosques locales.
Una de las grandes cocinas regionales italianas que refleja inteligencia, cultura del terruño, conocimiento de la materia prima bien combinada y dominio de la técnica culinaria.
 



7

Amerigo

Alberto Bettini
Alberto Bettini
Nazionalita: Italia
Localita: Savigno (BO)
Indirizzo: Via Marconi 14-16
mapa
(+39) 0516708326
Chiusura::
Prezzo: 45 €


  • Calzagatti
  • Calzagatti
  • Tortellini
  • Tortellini
  • Tagliatelle
  • Tagliatelle
  • Guancia di vitello, cipolle fritte e purèe
  • Guancia di vitello, cipolle fritte e purèe

In una fredda notte d'inverno, dopo aver attraversato varie colline innevate, raggiungiamo il piccolo borgo di Savigno. Appena entrati in questo ristorante, non potevamo aspettarci di meglio: calore, ospitalità, allegria e sopratutto una bella esperienza gastronomica. Alberto Bettini, nipote di Amerigo (il fondatore del locale), propone un'ottimo ventaglio di quello che sono i profumi della sua terra e delle sue tradizioni. Attenzione però, si tende a considerare questo ristorante molto tradizionale: sicuramente lo è, ma non è retorico, è un tradizionale che si evolve, che si migliora guardando avanti, scegliendo le materie prime migliori, alleggerendo la sua cucina, rendendola piu' godibile e piu' digeribile, piu' attenta alle cotture, precisa nei gusti. Sempre stando nel rispetto della tradizione e della storia del territorio. L'appetizer rende l'idea: crocchette di carne molto semplici ma dal gusto tanto pulito, netto e preciso da apparire come una vera rarita' dimenticata. Se non siete emiliani, non indugiate! Scegliete un piatto di salumi locali misti per meglio calarvi nell'atmosfera di una bella cena in Emilia: prosciutto crudo, pancetta, salame e testa in cassetta serviti con sottoli e piccoli pani caldi, le tigelle. La conoscenza del prodotto e la voglia di far apprezzare il meglio del proprio territorio viene evidenziata anche dalla scelta proposta in carta di Parmigiano Reggiano di montagna di diverse stagionature: provate questo formaggio presentato qui al meglio! Buoni i calzagatti avvolti da una sottile velo di lardo: preparazione locale che prevede l'aggiunta di salsa di pomodoro e fagioli alla polenta che una volta indurita viene tagliata a fette, riscaldata e servita con delle squisite verdure sottaceto. Ma la qualità di questa cucina si manifesta sicuramente nei primi. Sono ottimi i tortellini serviti in un brodo di gallina e vacca bianca modenese, cristallino e perfettamente sgrassato. Da antologia le classiche tagliatelle all'uovo con ragu': croccante e nervosa la pasta al palato, di una grassezza morbida, suadente e di gusto profondo e preciso il ragu'. Radicalmente nuove invece le lasagne con i carciofi: cucinate senza besciamella, offrono una migliore consistenza al palato, con maggiore profumo e gusto delle verdure e sicuramente una migliore digeribilità. I veli di pasta all’uovo sono separati da carciofi con una leggera crema di patate con gambi di carciofi ed un ragù bianco di maiale senza pomodoro. Il risultato è una lasagna che cuoce piuttosto velocemente risultando cosi meno compatta, più leggera ed aerea. Ben cucinata anche la guancia di vitello su purèe e profumate cipolle fritte in pastella. Dopo tanto mangiare, d'obbligo un dissetante sorbetto al lambrusco oppure un gelato alla crema appena fatto e di rara bontà. In stagione funghi e tartufi dai boschi locali. Una delle grandi cucine regionali italiane qui proposta con intelligenza, cultura del territorio, conoscenza della materia prima abbinata a conoscenza della tecnica di cucina.