Cantina La Estación es un restaurante con una decoración curiosa ya que su comedor recrea un lujoso vagón de tren. El Jefe de la Estación es José Antonio Cristofani, un erudito sumiller capaz de transportarle por los mejores viñedos del mundo: Rin, Burdeos, Borgoña... En los fogones de la locomotora se encuentra su mujer, la gran cocinera Montse de la Torre, forjada en la Escuela de Hostelería La Laguna. Una joven realidad con ambición y grandes perspectivas. Al vagón-restaurante de este gastronómico Úbeda-Express se accede, a conciencia, por una angosta barra de pinchos donde se tapea cuerpo a cuerpo: fideuà negra, alioli y mejillón; falso ochío relleno de rabo de toro y chocolate con crema de patata; albóndiga de calamar con panceta, mikado de atún, entre otras tentaciones bien resueltas de la gastronomía en miniatura, como Magret de pato con crema de mango, uvas rellenas de foie y aire de frutos rojos; la ensalada fresca de flores y frutos con sorbete de higos y vinagreta acida de caqui; la gamba envuelta en pasta catafi con ali-oli de berberechos, fidegua negra de puntilitas de calamar; la espuma de sandía, con gamba macerada en té de rosas, polvo de pistacho y crujiente de platano macho
El restaurante presenta una cocina andaluza creativa con guiños a la costa. Se trabaja con muy buenos géneros, como es el caso de las chuletillas de cordero segureño, exquisitas, que salen de la cocina en su punto exacto de cocción, preservando sabores y texturas, jugosas a más no poder. Mención especial merecen los refrescantes y renovados gazpachos andaluces, de piña, fresa, o aguacate con ventresca de atún marinada, todos seductores. Otra propuesta francamente interesante es el muy gourmand bombón de foie gras y queso de cabra, un exceso de sabor que puede potenciarse hasta la última espiral del infinito si le solicita a José Antonio Cristofani que le sirva el vino más adecuado para la orgía.
De la mar resaltan las célebres gambas blancas de Huelva sobre sal aromatizada; los chipirones rellenos de marisco en su tinta, con arroz salvaje y alioli, sabores tradicionales con el valor añadido de la tersura del cefalópodo y la gustosidad del marisco. Estamos en Jaén y aquí hay que caer en la tentación del cordero segureño. Un plato para merodear por el capital pecado de la gula es el extraordinario carré de cordero relleno de frutos secos y cous cous de verduritas. También son muy apetecibles otros platos de carne como el tostón caramelizado y el lomo de jabalí con salsa al vino tinto. O de pescado: bacalao confitado en aceite de oliva virgen extra (Unioliva) con pisto casero, sabanita de panceta ibérica sobre yema de espárrago verde; o el lomo de atún en salsa de soja y piña natural caramelizada.
A la hora de los postres existen distintas opciones atractivas, entre las más golosas se encuentra el granizado de café Lavazza con crema de chocolate con leche, cous cous de bizcocho y helado de nata. Hay también una muy sabrosa aportación a la cocina vinícola como es el Camis del Priorato, una espuma de vino tinto, galleta de chocolate, crema de queso y frutos rojos.
Cantina La Estación, una de las cocinas y bodegas más selectas de Andalucía.
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