Una larga andadura, que se inicia en 1991 en el Mercado de la Paz, en el distinguido Barrio de Salamanca, refrendada por un público mimado día a día durante décadas y que ha acabado por ser multitudinario, encantado de disfrutar del tapeo y de los platos populares que siempre brindó este establecimiento, en consonancia con su ubicación.
Esa es la cocina que tanto gusta y que personifica Lola Cuerda: la tradicional del país hecha con buen gusto, el que trasmite a sus condumios la guisandera. Si además de ser gustosa las raciones se sirven voluminosas y se cobra por ello una tarifa comedida: resulta que LA RELACIÓN CALIDAD-CANTIDAD-PRECIO SUSTENTA UN ÉXITO MERECIDÍSIMO.
La tortilla de patatas refleja todo eso: es LA TÍPICA DEL PAÍS, LA DE LAS VIEJAS MADRES, LA DE LAS ABUELAS, HECHA CON UNA SENSIBILIDAD SÁPIDA QUE MARCA LA DIFERENCIA. Le impregnan de ricura y resulta bastante cremosa. La cebolla, en tropiezos llamativos, amarronada, incide en la sabrosura y en el deslizamiento en boca. Muy agradable, muy convincente, muy culturalmente nuestra.
Es una tortilla de 7,5. Lo que sucede es que sufre verdaderos colapsos. El reconocimiento derivado de su encomiable trayectoria y el haber ganado en 2019 el II Campeonato Nacional de Tortillas promovido por José Carlos Capel dentro del II Foro Gastronómico Internacional de la Papa en Tenerife han catapultado el nombre y multiplicado el bullicio hasta una masificación difícilmente controlable. Se abrió en 2019 el local de Lagasca, 49; se ha estandarizado para su venta a casas y celebraciones…se ha optado por una línea de negocio que lleva a que se publique en grandes titulares: Casa Dani vende 104.300 tortillas al año.
Compare las fotos de las comidas con un día de diferencia. Habla por sí solas.
Si a Sagartoki, que en su día mereció un 7,5 le damos actualmente un 7 por su industrialización, esa es la puntuación que hoy merecería esta. No creemos que esto vaya a dar marcha atrás, pero otorguémosle la oportunidad de que se controle la situación.