Cocina burguesa en Castelló 9

El día estaba lluvioso y decidí comer en Castelló. Por tres motivos: el tiempo meteorológico (ya he dicho que llovía), la clásica decoración y el estilo de cocina, burgués y lamentablemente en desuso. Es muy desaconsejable meterse en un restaurante asiático y de diseño minimalista cuando llueve. Deprime.



Crónica de una dieta en albornoz

Los pájaros, gorriones, al parecer, entraban volando por las ventanas del hotel y comían las sobras del menú de adelgazamiento. No estaban gordos; lo que querían era engordar.
Sin pasar por la recepción, es decir, ahorrándose la factura final, picoteaban un poco del cóctel de langostinos con salsa de yogur a la menta, tortilla de acelgas con finas hierbas, chuleta de ternera en costra de setas, o rollo de lenguado a la florentina.



Vindicación de la molicie

¿Cuánto hace que nos dedicamos a buscar la verdad y la felicidad a través de la sabiduría, del conocimiento? Miles de años. Siglos y siglos de filosofía (amor a la sabiduría, en griego) que, a la postre, no sólo no nos han llevado a la luz, sino que, contrariamente, nos han conducido a la división, la confusión y la incertidumbre. Hablamos, también, de gastronomía. Y parece que vamos a peor. Llegados a este punto, acaso deberíamos reflexionar sobre el que, al parecer, ha sido uno de los más grandes errores de la humanidad.



Amunt València

¿A quién no le gusta montarse un viaje más o menos organizado sabiendo dónde va a parar y dónde va a comer o cenar? Si este afán organizador lo trasladamos a la cocina nos encontramos con destinos más que evidentes. Tanto País Vasco como Cataluña son regiones que poseen mucho turismo gastronómico. Conozco a mucha gente que en cuanto puede se monta en un coche para disfrutar de Arzak, Akelarre, Martín Berasategui o Mugaritz, entre otros. Al igual que sucede en Cataluña para disfrutar de el Bulli, El Celler de Can Roca, Sant Pau o Gaig.



Paellas en las calle falleras

Una de las actividades más apasionantes de los falleros es cocinar cualquier cosa en la calle, al lado de su sede social o casal del barrio. A veces, incluso pueden compartir los guisos algunos invitados, aunque se sabe que la gran familia fallera suele ser reticente a la presencia de “intrusos” en su posesión. Pero, por cortesía y a veces a causa de la relevancia social del espontáneo –no es fallero de vocación, ni tiene carné josefino, ni siquiera es valenciano-, puede intervenir en la confección de una paella o fideuà, y también acceder al fruto del guiso.



¿Críticos o Cronistas?

Tras haber leído muchas de las controvertidas intervenciones espontáneas que se producen en lomejordelagastronomia.com quisiera estimular la reflexión de todos sobre la siguiente pregunta del millón. ¿Qué deben hacer cuantas personas se manifiestan sobre gastronomía en los medios de comunicación? ¿Elaborar crónicas informativas sin tomar partido alguno, o por el contrario, es conveniente que lo relatado se acompañe de la opinión personal del comentarista que, simplemente por emitirla, ya se ha convertido en crítico gastronómico?



La Prohibición del Oro Negro

Si ya en la última década del siglo XX el caviar se había convertido en un lujo al alcance de pocos, la prohibición en diciembre de 2005 por la CITES (Washington’ Convention on International Trade in Endangered Species of Wild Fauna and Flora, un organismo dependiente de la ONU) de todo el comercio internacional de caviar obtenido a partir de esturiones salvajes ha convertido esta delicadeza en algo casi inaccesible.



La física y la química son inocentes

Con motivo de la desbandada de público que se produjo en una de las sesiones de tarde del Congreso Lo Mejor de la Gastronomía 2006 cuando tomó el micrófono un ingeniero aeronáutico travestido de psicólogo para, ¡durante una hora!, hablar en inglés de inteligencia emocional, y con independencia de que finalmente su discurso resultó ininteligible, me propuse escribir este artículo.



Pizza y dos cojones

Con dos cojones. Fabián Martín, almeriense, ex boxeador olímpico, loco, ha matado a la pizza margarita y a todas sus esbirras; y encima lo ha hecho en esa tierra de nadie que es Llívia, ex capital catalana del estraperlo rodeada de Francia por todas partes. Fabián es pizzero. Pizzero, repite hasta la saciedad, no cocinero. ¡Y qué más da! Cuando se trata con genios, lo que menos importa son las calificaciones. Ferran empezó haciendo pizzas. Y hace pocos meses se encontraron los dos por primera vez. ¿Quién eres tú?, le preguntó Adrià.



Freír en papillote

Renovar tecnológicamente la gastronomía con ideas procedentes de la industria alimentaria o desarrolladas durante siglos en Oriente tiene mucho mérito. Pero más lo tiene si cabe, revolucionar una técnica tradicional como la fritura de pescado, que cuando se realiza con aceite de oliva virgen extra, ha sido considerada insuperable por la gran mayoría de los gastrónomos (baste recordar algunos templos de fritura andaluza como Alhucemas en Sanlúcar la Mayor de Sevilla, FM en Granada, El Refectorium de Málaga o Casa Joaquín en Almería).