Genuinamente Brasileña

Cuando llegue a Brasil, una de las percepciones que me dejaban más impresionada era el poco valor que los mismos brasileños le daban a sus productos. Lo importante era lo que venia de fuera, lo importado, de preferencia, lo norte-americano o lo europeo. Todo lo que se fabricaba aquí era mediocre, era realmente exagerado. Hoy en día después de una década, observo que ha habido un cambio significativo en lo que se refiere a mirar hacia adentro. Tengo mis dudas si la política de Lula en fomentar las exportaciones y recortar las importaciones, ha contribuido a tener mayor conciencia y cariño por el país, pero dejando a Lula de lado, lo que esta claro es que hay un mayor reconocimiento por los ingredientes que forman parte de esta admirable cultura. Haber vivido esta evolución desde un plano de extranjera me deja satisfecha. Os pondré un ejemplo muy claro: La Cachaza o Pinga. Pertenece a la noble familia de los aguardientes, eau-de-vie o aquavit. Se trata de un destilado hecho a base de caña de azúcar, levadura y agua. El proceso de fabricación, se inicia con el triturado de la caña, al que añadiendo agua se convierte en mosto. Bajo el efecto de las levaduras se inicia el proceso de fermentación. Después de la decantación, se procesa la destilación en un alambique. Simplificando el proceso de producción, tendremos los siguientes pasos: El Corte de la caña y la extracción del zumo, que tiene que ser bien limpio para obtener un producto de calidad. En Brasil, la caña de azúcar llega a su punto máximo de sacarosa entre junio y julio y el suelo ideal debe tener el pH entre 4,5 y 6. Otro factor a tener en cuenta es que la caña verde puede producir metanol, lo cual es indeseable para una buena caña. La segunda fase, la fermentación, es dónde el azúcar se convierte en alcohol, llamamos de fermentación artesanal aquella que aparece espontáneamente a partir de la caña molida, introduciendo agentes catalizadores como trigo, arroz, soja o maíz. En cambio, la fermentación industrial es inducida por agentes químicos. En los alambiques artesanales la fermentación debe durar 18 horas. Producir pinga es más científico de lo que parece, investigando agentes de la fermentación, encontramos el principal microorganismo domesticado, el saccharoyces cerevisial. La destilación es la fase final dónde el líquido fermentado es introducido en los alambiques, calentado y donde hay mayor concentración de alcohol. A partir de la destilación, la cachaza podrá ser embotellada o envejecida en madera. Lo más importante, es conseguir la oxidación del alcohol, debiendo presentar un grado alcohólico entre 38º y 54º. Existe el Arak en Oriente Medio (aguardiente mezclado con licores de anís que se degusta con agua), en Italia la Grappa (destilado de uva), en tierras germánicas el Kirsch (destilado a partir de la cereza), en Escocia el popular Whisky (destilado de cebada sacarificada), en Rusia el vodka (centeno), en Japón o China el sake (arroz). Mirar en un momento la lista de destilados que aparecen mundialmente conocidos y que dan identidad a un país. ¿Vosotros sabíais que la cachaza es la bebida más brasileña que existe? Ahora me contestareis si, la caipiriña, ok, es aceptable, pero la caipiriña es la bebida folklórica, una mezcla de cachaza, azúcar, hielo y lima. Está claro que ha contribuido la moda por lo brasileño, Brasil está de moda, pero es que hay gente que no sabe que la caipiriña está hecha con cachaza. Además, hoy en día, hay mil versiones, la caipiroska hecha con vodka, detalle: “casi todos los brasileños first class, hasta hace poco solo tomaban caipiroska, o caipiriña de sabe” (queda más fashion). La cachaza era para el pueblo, tomada solo en bares muy cutres, en vasitos de chupito y de pie, servia y sirve para emborrachar las barrigas vacías. Pero la mentalidad ha cambiado y ahora en cualquier clase social el aguardiente se toma con otra visión, ¡es lo más fascinante! La cachaza se ha convertido en un mundo y los amantes de la pinga son verdaderos románticos. Hay cachazas y cachazas, existen una barbaridad de marcas, las propias para la caipiriña que no necesitan ser obligatoriamente especiales, son las tradicionales, las claras, hay otras como las añejas, las doradas, las safradas, las premiadas…. Los principales productores son los estados de Pernambuco, Minas Gerais y Santa Catarina. Es normal ir a un bar a degustar, existe un museo de la cachaza, club de amigos, libros, blogs, cocina con cachaza, ferias, concursos, hasta piruletas o bombones de cachaza. Un tiempo atrás hubiera sido inimaginable encontrar en una bombonería un bombón que sustituyera al mítico bombón de licor. ¡Oh Brasil! gústate, quiérete y véndete al mundo. Al igual que la samba, el carnaval, la feijoada, hay un esfuerzo por rescatar la cachaza que aun vive un preconcepto, pero que traza un camino más apurado de calidad y reconocimiento. Hoy en día varias marcas de alta calidad figuran en el comercio nacional e internacional, presentes en los mejores restaurantes, en bodegas residenciales y en manos de coleccionadores. Entrar en un emporio y ver botellas de porcelana, embaladas en cajas de madera de ley pueden ser fácilmente encontradas y ganan espacio entre la elite. Pero no se trata de un producto sofisticado, hay gusto para todos con precios absolutamente honestos que van de 6,00 a 900,00R$ (2,00 a 300,00Euros). Todos conocemos La típica Ypioca, la 55, Velho Barreiro o Sabatiba, vale la pena probar: La Magnífica, La Salinas, Armazém da Vieira, Jequetibá, Lua Cheia, Bagaceira, Mel…en fin una galería. Y si no las encontráis por vuestros alrededores, veniros a Brasil que os ofreceremos un gran Festival. !Saúde!