Un vino de inconfundible cariz mediterráneo –Monastrell, Garnacha tinta, Mazuelo, Garró y Sansó, uvas procedente de Conca de Barberà–, elaborado con depurada enología. El resultado: marca la diferencia en su identidad.
Elegante en su rusticidad. Profundos y atractivos aromas, de extraordinaria complejidad, en los que salen a relucir sensaciones muy variopintas: confitura de frutas negras, regaliz, almendra, balsámicos y cacao. En boca refrenda en buena parte las apreciaciones olfativas, con un logrado equilibrio entre la fruta y la madera: estuvo 18 meses en barricas nuevas de Tronçais, sacando a relucir cualidades que siempre le distinguieron, como dulzura, amargor, acidez, calidez y tanicidad. En botella desde agosto de 2001. 14.147 botellas y 200 mágnum.