La presencia de uvas monastrell (80%) y cabernet sauvignon (20%) hace posible impregnar de carácter internacional la personalidad que se deriva de las raíces mediterráneas. También la estancia prudencial en barricas, 14 meses, aporta viveza y una personalidad joven.
Aromas potentes y persistentes, en los que prima la fruta, con recuerdos de moras y arándanos, sobre los derivados de la crianza, muy bien integrados, que dejan traslucir pimienta, clavo y vainilla. En boca refrenda el equilibrio con predominio de la frutosidad. Aparecen y desaparecen notas minerales y a regaliz. Hay un poco de amargor, una tanicidad dúctil, cierta calidez, indudable cuerpo. Una rusticidad sabia y dulcemente atemperada y universalizada.