Un vino muy singular, como todos los que hace Ricardo Peñalba, un joven que busca nuevos caminos y marcar estilo, lo que ha conseguido con esta etiqueta y Cyclo. Muy ponderado en todas sus manifestaciones, predominando el aterciopelamiento y la conjunción, con enorme frutosidad y frescura, evidente mineralidad y notas salinas. En nariz se atisban lilas, romero, laurel, pimienta negra y torrefacto... y un fondo de madera. Corre fácil dejando su impronta.
95% Tempranillo y 5% merlot. 12 meses en barricas de Allier. Fue embotellado en junio de 2014. 50.000 botellas.