Permítanme la irreverencia, quizás osadía, de hablar del servicio, de las atenciones, de la SALA, de un restaurante vanguardia total como es Aponiente, y no hacerlo de su patrón, Ángel león, Dios de...
Lo hemos aseverado los últimos años, los restaurantes de lujo de alta cocina tienen sus números contados. No son, ni por equivocación, estructuralmente rentables, eso antes de la crisis, después de la caída definitiva del Imperio, entiéndase la Sociedad de Bienestar, están llamados a convertirse en meras anécdotas. Se hace imposible su precio y no interesan para nada sus formas señoriales, anticuadas, trasnochadas. La sociología actual clama por otra restauración más barata, más informal, más cercana, más rápida…más próxima y económica. El modelo de tres estrellas Michelín esta en ruina y solo conecta con árabes, chinos, brasileños, rusos, nuevos ricos y traficantes… sin ninguna cultura ni interés. Ese es el público al que responde el marketing de los chefs famosos y, también, de The Restaurant, que juega al contramarketint mentiroso y hasta perniciero, ciertamente manipulador, manipulado por cocineros y personajes que están en la mente de todos. Un negocio en el que solo se vende snobismo a una clientela limitada y no precisamente por sus tarjetas de crédito que presume de sus habladurías. Frente a esta ruina gastronómica en la que estamos inmersos, propiciada por los restaurantes y cocineros más laureados, por un sistema del que forman parte ellos, la Michelín y The Restaurant, no cabe sino proclamar una vuelta a la artesanía y a la autenticidad. Y, por supuesto, a la asequibilidad y sencillez.
En España el proyecto se llama Gastrobares, que en cuanto han tomado estructura de cadenas, en cuanto en realidad son fabricantes de comida industrial, en eso están muchas, no nos interesan absolutamente nada. Y, lleven el nombre que lleven, no ofertan nada más que mediocridad culinaria. Si el gastrobar es artesano, el proyecto puede ser interesante y seguro que algunos acabarán triunfando y siendo reconocidos. Aunque creemos que el mejor desarrollo y solución la están dando los franceses con bistrots diversos en los que los chefs cocinan y crean gastronomías directas y asequibles. París esta inventando esas altas cocinas y esos locales humanos, coherentes con la época que vivimos, que transmiten humildad y verdad. El teatro y Versalles son ya modelos en declive, suponen una falta de credibilidad, la que esta detrás de la mayoría de cocineros famosos, que poco a poco irá convirtiéndose en palacios decimonónicos y decrépitos para viejos y nuevos especuladores.
Ni la maquina de escribir ya ni los periódicos tienen viabilidad pasado mañana. Cada tiempo exige…nuevas modalidades.