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Dársena


Gasbas Rojas en Papillote
País: España
Localidad: 03001 Alicante.
Dirección: Marina Deportiva. Muelle de Levante, 6.
(+34) 965207589
Cierra: Siempre abierto
Precio: 40/60 €
Precio menú degustación: 45 €


  Restaurante legendario - en 2011 ha cumplido su 50 Aniversario -, regentado por la familia fundadora, liderada por Antonio Agustín Pérez Planelles, que en los últimos tiempos ha cambiado sustancialmente. Ha dejado el populismo de sus 120 arroces costumbristas para reducir y actualizar su oferta. Ahora los arroces se muestran bastante más delicados, limpios, ligeros y con cierta impronta; sin dejar de ser tradicionales aparecen actualizados en sabores y texturas, así como en las formas que toman. Evolución que no sólo comprende a los platos de este cereal, santo y seña de la casa, sino que se hace extensible a todos los apartados, entradas y pescados fundamentalmente.
Siendo muchas las fórmulas de arroz a destacar, dos se llevan la palma. El de bacalao con patata y all i oli, todo ello gratinado, que se culmina por encima con un pequeño lomo del salazón, ciertamente jugoso y se acompaña en la base del plato con salmorreta, esa entrañable y efusiva salsa alicantina de ñoras y tomate; gulesco y diferente. Y si esta propuesta hemos de catalogarla de fantástica, qué decir de la versión culta, en filosofía alta cocina, del más popular y célebre de los arroces alicantinos, el de conejo y caracoles, que se viste de gala, redefiniendo el tratamiento de los ingredientes y su puesta en escena, dando vistosidad al sarmiento, al tomillo, a los moluscos y a la mismísima carne, dispuestos con ingenio y gracia. Los aromas de la madera incandescente impregnan la mesa y la sala cautivando olfatos. Un magnífico testimonio de rusticismo y refinamiento. El a banda con gambas rojas al all i oli, el de setas silvestres de temporadas y el de magro y verduras son otros ejemplos de la nueva y feliz línea de arroces que hoy luce la carta de ente buque que mira lujosamente al puerto y a la explanada de Alicante brindándonos la más bella imagen de la ciudad.
Antes del arroz o arroces, el carpaccio de manos de cerdo caliente esta memorable desde todos los puntos de vista, gustativo, bien condimentado y realzado, y táctil, gelatinosísimo, con el contrapunto de unos esculturales crujientes vegetales. Se le gustan el pié del cochino; este es un plato para no olvidar. Las gambas rojas en papillote no superan ni a las hervidas ni a la plancha, pero salen inmaculadas y jugosas, otra manera de ver tan manjaroso producto. La flor de huevo poché con paletilla de ibérico, hongos y patatas paja, en forma de nido, es una composición sin gran mérito culinario pero de una eficacia inapelable; gusto a todos y de lo lindo. Las sepionet a la plancha con su tinta cumplen todas las expectativas: producto y punto, punto de hechura. El pulpo al horno con ajada y con un timbal de escalibada esta ciertamente bueno en gusto y realce, aunque la consistencia, siendo moderna para la zona, puede ganar en firmeza y contemporaneidad. El guiso de sepia con cebolla y vino blanco hemos de catalogarlo de francamente resultón, ya que el realce potencia al cefalópodo. El taco de bacalao empanado y frito y el chipirón a la plancha, con salsas típicas, refrendan la nobleza de los productos y unas ejecuciones certeras que buscan más que impresionar convencen a todos, lo que consiguen.
Una cocina con memoria histórica que se presenta renovada y con clase.

 

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