7,5

Alejandro


Ostra con cebiche de ruibarbo
Alejandro Sánchez
País: España
Localidad: 04740 Roquetas de Mar (Almería)
Dirección: Avda. Antonio Machado, 32
(+34) 950322408
Cierra: Domingo noche, lunes completo, martes noche y primera quincena de noviembre
Precio: Solo menús degustación €
Precio menú degustación: exprés, del mar y gastronómico: 32, 44 y 65 respectivamente €


El infatigable Alejandro Sánchez se encuentra en plena forma. Por fin su bonito restaurante gastronómico frente al puerto deportivo de Roquetas de Mar ha alcanzado el reconocimiento de propios y extraños y, así mismo, la supervivencia está garantizada por el gran éxito popular de los dos locales de tapas y menús informales que el chef asesora. Pronto incluso se instalará una sucursal del restaurante en Hong Kong. Y aunque parezca imposible Alejandro Sánchez diariamente se encuentra al pie del cañón en el establecimiento madre, donde conectando tradición y modernidad ofrece los mejores productos del mercado, ya sean las estupendas primicias hortofrutícolas de la zona o el magnífico género de la vecina lonja de pescadores. Además esta temporada su cocina ha subido muchos enteros buscando la perfección, de forma que por sus deslumbrantes composiciones el restaurante Alejandro se ha convertido en el mejor del extremo oriental de Andalucía.
La exhibición comienza con una sorprendente sopa de patatas, tomate y volaores secos, en acertada combinación de la alta cocina clásica con los más acendrados sabores del terruño, y algunos guiños de fusión peruana, como el delicioso foie de mar con zumo de cilantro y la extraordinaria ostra con cebiche de ruibarbo. Luego siguen algunos platos tradicionales andaluces actualizados como las buenísimas sardinas marinadas con ajo blanco malagueño y uva y las magníficas espinacas esparragás con quisquillas, plato donde se enfrenta la suculencia grasa del marisco con el punto al dente de la verdura.
Y aunque los cohombros de mar (espardenyes) en ajo pollo con ajo negro y el canelón de trufa de verano con puntillitas salteadas dan suficientemente la talla, la explosión de producto y sabor se produce con las soberbias gambas blancas, prácticamente crudas, al aroma de amontillado; el espléndido salmonete de roca hecho sin trabajo con guiso de trigo yodado y agua de ostras y el impecable lomo de lisa con bullabesa almeriense. Un divertimiento final es el solomillo Wellington al revés, con la guarnición y el hojaldre a modo de farsa en el interior de un buen carpaccio de vacuno mayor.
Entre los postres dos memorables delicadezas, el chocolate recuerdos de México con atractivos tonos picantes y la sorprendente piedra del desierto como recreación gastronómica del cactus que decora las mesas del establecimiento en un inteligente ejercicio de paisajismo local.