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Rías Gallegas


Centolla
Alejandro Alonso
País: España
Localidad: 46004 Valencia
Dirección: Cirilo Amorós, 4
(+34) 963525111
Cierra: Domingos, lunes noche y dos semanas en agosto
Precio: 90/150 €
Precio menú degustación: 30 y 75 €


Tras jubilarse el matrimonio formado por Alfredo Alonso y Concha Rodríguez, Concha Rodríguez y Alfredo Alonso, tanto monta, monta tanto, se han quedado al frente del negocio su hijo Alejandro y la tía de éste, hermana de Alfredo, Mari Luz Alonso. El relevo generacional no ha alterado lo esencial: el restaurante se mantiene fiel a su ser, a lo que siempre fue, a su definición de cocina gallega, de producto y de recetas legendarias, que han recuperado la nobleza y meticulosidad de sus mejores días.
Cuanto se espera de un gallego tradicional se encontrará aquí y con creces. Vamos, que las expectativas se cumplen. En consecuencia, se impone la mariscada, que en pocas mesas adquiere las dimensiones y la frescura que en esta casa, especialmente los manjares de procedencia gallega, como las ostras, descomunales, las mejores del país, por inmensidad de tamaño y de sabor a mar, ahogadoras, con piezas gigantes, en algunas ocasiones hasta de seis años. Igual podemos decir de las almejas, finas, carnosas, gigantes... otro de los estandartes que exige el festín; y de la centolla, majestuosa en todos los sentidos, tan buena como haya posibilitado la madre naturaleza, que es quien pone límites a las existencias y no la cartera del patrón, siempre dispuesta a soltar lo que haga falta. Al marisco y, luego, al pescado, que tiene en el rodaballo y la merluza, siempre a la gallega, con una soberbia ajada y unas patatas puras, suculentas y cremosas, que se codean con la manjarosidad de los peces, sus mayores glorias. O en plan más de guiso, la caldeirada. O la muy especial, la muy gastronómica lamprea a la bordelesa, de carnes suculentísimas y salsa aterciopelada en su sustanciosidad, que viene a ser como retozar salvajemente con una diosa de las cavernas. Al marisco, al pescado y, claro está, a lo típico, a los pimientos del Padrón; al lacón, un fiambre sabrosísimo; a las empanadas, especialmente buena la de bonito; al caldo gallego, ciertamente sustancioso; y al pulpo a feira, consistente, carnoso e intenso, aderezado con exquisito aceite, exquisita sal y exquisito pimentón, que enarbola a los cielos la bandera del género.
Percebes y camarones cocidos, cigalas a la plancha, huevos fritos con puré de patatas gallegas y trufas negras, alcachofas a la plancha con cecina, pochas con anguila, lomo de atún marinado y a la plancha con miel y mostaza, tartas de Santiago y castañas... son otras opciones que garantizan la gozada.