Un vino espectacular, llamado a impresionar, que ratifica año tras año el excepcional nivel que atesora, que le ha situado entre los más singulares y cualitativos de país. Tanto en nariz como en boca hace gala de sensaciones florales, que recuerdan curiosamente a los nardos, así como frutosas bastante dulces, a la vez que aparecen cacao y tostados. Sabe a cosas curiosas, incluso asombrosas, hasta increíbles, a legumbres, a cepas salpicadas de tomillo, sobre todo a regaliz, a tantas y tantas cosas y también a una nobilisima madera, que se expresa con comedida y colosal expresividad. Dulce, amargo, tánico... elegante y armónico.
100% tinta fina. Hizo la fermentación maloláctica en barricas nuevas de roble Allier, donde posteriormente permaneció 14 meses, para pasar a cristal en la primavera de 2014. 1.099 botellas y 100 magnum. Vino de una parcela de 1 ha. situada en la propia bodega.