Un vino que desde sus inicios se sitúa entre los más grandes del país y que manifiesta una regularidad asombrosa. La escasísima producción y el que sólo salga en milésimas excepcionales así lo posibilitan. Exuberante nariz, en la que depara sensaciones florales, que recuerdan curiosamente a nardos, así como a frutas amargas y dulces, con presencia de pastilla de café con leche. Sabe a cosas ciertamente asombrosas, hasta increíbles, moras, ciruelas, regaliz, mentolados, sarmientos, café, caramelo... a tantas y tantas cosas y también a una nobilisima madera que se expresa con comedida y precisa elocuencia. Dulce, amargo, tánico... elegante y armónico. Suntuoso, estructurado y carnoso. 100% Tinta Fina. Hizo la fermentación maloláctica en barricas nuevas de roble Allier, donde posteriormente permaneció 18 meses, para pasar a cristal en mayo de 2013. 1.099 botellas y 10 magnum. Vino de una parcela de 1 ha. situada en la propia bodega.