La cocina de Valeria Piccini es como ella, hermosa, bellamente hermosa. Brota con incontenible pasión del corazón, natural, auténtica y, sobre todo, inmensamente placentera. Hace gozar, y mucho. Se sitúa por encima de los tiempos, de los criterios, de los gustos…impera la nobleza. Nobleza de las más excelsas materias primas, nobleza de entrega en el trabajo, nobleza de exigirse, nobleza de encuentro entre el ayer y el mañana, nobleza de tantas cosas y, sobre todo, de refinamiento. Un caudal de gusto y gustosidad. Suculencia sibarítica. Una culinaria que enamora, que hace sentir la verdad, la verdad de la bondad, de la bondad y del placer.
Cualquier nimiedad resulta paradisiaca. El personal pesto que acompaña a la ricotta atesora delicadeza, sensibilidad. Los caracoles, únicos por naturalidad y jugosidad, se presentan en brocheta con salsa verde, cebolla confitada con bacon y puré de patatas; todo los componentes impecables. Los callos – trippe y lampredotto – en costra de pan con verduras y picante es la enésima demostración de un rusticismo ante el que se postra el más finolis de los paladares. A su vez estelares los tortelli ¡Qué cremosidad! ¡Qué sabrosura! de cerdo senese con caldo de gallina y castañas, que refrendan la inclinación a preservar la memoria histórica. Inconmensurablemente saciadores los ñoquis de patata con ragú de pichón al jengibre. Su bacalao cantan a dúo Giorgio Grigliatti y Bob Notto que es el mejor de Italia, argumentan tan preclaros gastrónomos su valor intrínseco y punto de cocción; no seremos nosotros quién les lleve la contraria. Últimamente se dispone con aceite de oliva virgen y puré de garbanzo al aceite de romero. El pichón sólo tiene un nombre: manjaroso, ofreciendo una hechura impecable, que exalta ternura y jugosidad, dispuesto con un manto de cebolla y salsa de Oporto. Y otro animal grandioso, para que no haya dudas de que se persigue el producto excelso, el cordero, que se ofrece con diferentes realces, como crema de habas secas, chicoria y mayonesa con alici.
Y Andrea Menichetti hereda las virtudes de su madre y de su padre, Maurizio, otro personaje, con la frescura de la juventud. Su ravioli de aceite con coulis de tomate, ganador del I Premio Internacional de Recetas con Aceite de Oliva Virgen”Jaen, paraíso interior”, le sitúa en la Italia creativa y universal.
¡Mamma mia! ¡Mamma mia! ¡Mamma mia! Valeria todos queremos ser tus hijos.