Marino Felice, S.N.C.
Se trata de un producto crudo y natural, una harina elaborada con excelentes variedades de maíz de la región de la Langa –sobre todo la “8 file” (por las 8 hileras de grano que cubren sus mazorcas)–, de agricultura biológica, secadas al viento y al sol y sin conservantes. Se comercializa molida a la piedra en dos versiones: fina y gruesa. En ambos casos se percibe su especial fragancia, el carácter rústico y el aroma a campo que desprende el producto. Son muchas las sensaciones en boca, especialmente táctiles (debido al efecto de la máquina con piedra natural, que no pulveriza ni calienta el maíz durante la molienda): más clásicas al probar la harina fina, sin duda más interesantes con la gruesa. Sensación de masticar la materia, el producto de la tierra, que casi cruje al hincarle el diente; entre un muesli de maíz y una crema pastelera campestre. Puro jugo exprimido del terruño. Exquisitez, nobleza de un gusto ancestral combinada con la rudeza de la tierra. Para su consumo se acompaña de carnes (salchichas, ternera, caza) guisadas en abundante salsa; va bien asimismo con el bacalao; puede acompañar quesos de pasta blanda como el fontina y el gorgonzola (pero también el parmesano, siempre que sea rallado o cortado en finas láminas, brindará excelentes sensaciones). Otro clásico es el maridaje con mantequilla: ¡Probadla con mantequilla de Saboya para una combinación gourmande, o con mantequilla de Isigny para un resultado más cremoso! También resulta deliciosa con un chorrito de aceite: la probamos con el aceite siciliano de Felice Modica (presente en esta guía), que potencia mucho el gusto y la textura del cereal triturado a la piedra, siempre y cuando le echéis poquísimas gotas de aceite. La polenta sobrante se puede rebanar el día siguiente y freír en la sartén, o gratinar en el horno con o sin queso.