El restaurante soñado por Joachim Koerper. Nacido en noviembre de 2004 a iniciativa de once apasionados de la gastronomía entre los que se encuentra el grupo empresarial Quinta Las Lagrimas, propietario de hoteles y restaurantes exclusivos, que auspicia en Lisboa, Coimbra y Oporto algunas de las mesas más reputadas del país, para convertirlo, probablemente, en el buque insignia y situarlo en la cúspide la restauración portuguesa. Ubicado en un lugar privilegiado de la ciudad, sobre el parque Eduardo VII, en un edificio precioso, moderno y minimalista, en el que dominan la piedra, la madera, el hierro y el cristal, con unos ventanales desde los que se divisa una panorámica impresionante e inolvidable que tras recorrer la urbe termina en el Tajo. Vamos, un marco de ensueño que acoge a millonarios y exquisitos de todo el mundo.
Cocina académica, erudita, técnica, cosmopolita, refinada...de indudable valor profesional. Platos cultos, sustentados en nobles productos, que alardean de certeras cocciones, que reproducen sabores universales impregnados en algunos casos de caracteres lusitanos. Estructuras clásicas, formas actuales...una coquinaria señorial y dinámica en la que sobresale el oficio y el saber estar. Muy para un público Relais&Chateaux.
El marmolado de terrina de foie gras con incrustaciones frutales dulce pan de especias con motas de cobertura de chocolate y caramelo de vino de oporto refleja a las mil maravillas el estilo de la casa: sabiduría intemporal de inspiración clásica vestida de gala y en la que sobresale la exquisitez. Los pétalos de bacalao, inmaculados, tornasolados, jugosísimos, se disponen sobre unas rodajas de patata, unas láminas crocantes de estas, un bouquet de ensalada y una salsa cremosa de alioli con pesto resulta impecable en su sencillez. El mero, soberbio de calidad y jugosidad, con tirabeques y un esbelto y sutil jugo de mariscos vuelve a refrendar los valores del anterior plato: una construcción fácil y efectiva que proporciona mayor satisfacción palatal que intelectual. Un pero conceptual surge con la siguiente propuesta del menú degustación: ¿Qué gana un langostino envolviéndolo de una masa filo? Desde luego pierde transparencia sápida y cromática. Aparece dispuesto sobre un risotto oriental: de coco, curry y hierba limón cuyo exotismo es más bocal que bucal. Recobra la excelencia el carré de cordero, manjaroso y sonrosado, en costra de migas al curry con panisse y abanico de verduras glaseadas; convencionalismo magistral. El helado de frambuesas al cava, la crema quemada de naranja con helado de chocolate y el suflé de maracuya con helado de plátano constatan que se trabaja a conciencia y con precisión dentro de un estilo referencial y armónico.
Por lo demás, el empaque de la casa se manifiesta ininterrumpidamente y en todas las facetas.