Indignado
Entre las dulces direcciones recomendadas por algun articulistas de esta web, leo alguna que se me antoja discutiblemente promocionable.
Y en la discusión no entraría a debatir sobre, las aptiudes profesionales y sus magníficos resulatdos entre los fogones, de Carles Gaig o de cualquier otro gran maestro de la cocina autóctona, que los hay y muchos.
Sin embargo, en el mismo pelotón de destacados, observo actuitudes que no me gustan. Suben como la espuma. Sube su cotización. Los precios suben por las ramas. Ni las sofisticadas espumas que algunos elaboran, ni las altas i enredadas ramas de las judias de las que se nutren, parecen al alcalce de todos los mortales. Lejos de remediarlo la carraera hacia la sofisticación continua, olbidando los humildes orígenes de nuestros productos.
Sin pretender alcanlzar la demagógia de políticos de paises subdessarrollados, siento profunda indignación observando algunos de los grandes de la cocina, montados en carrozas doardas, avanzando a velocidad de bòlidos i cohetes. Complaciendo su voracidad insaciable, crean menus pensados para astronautas de alto vuelo (para consumir en sus misiones interplanetarias camino de Marte, rodeados de estrellas), y los bautizan con el nombre de Barcelona.
Presumo que la propaganda de la cocina de aquí, se puede ver relanzada, y nunca mejor dicho. A eso se le llama fama mundial.
Puestos a escoger, preferiria ganar fama por fomentar un proyceto que garantizase almentos para todos.
A ninguno de estos célebres cocineros se les ha pasado por la cabeza diseñar menus, para los pocos emigrantes mauritanos que llegan vivos a la costa canaria? Preparado con calorias, hidratos y fibras? A ningún político, ni a ningun ingeniero aeroespacial se le ha ocurrido encargarles esta tarea? Ni siquiera un informe?
Granollers (Barcelona)