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Desde este portal gastronomico, quisiera lanzar una bala de oxigeno a dos restauradores con mayúsculas que no están pasando un buen momento. Estimados Toño y Jose, Caceres siempre será una ciudad pacata y envidiosa. Por mucho que vosotros hayáis colocado esta ciudad en el mapa gastronomico mundial, siempre será una ciudad abrumada por las novedades. Por mucho que hayáis realizado un espectacular proyecto hotelero, digno de una gran ciudad, Cáceres, siempre pasa la factura de la incomprensión. A pesar de ser una de los tres mejores restaurantes del país, Caceres nunca devuelve los favores prestados. Si hay veinticinco años de trabajo detrás, es igual, Cáceres no perdona. San Mateo Hotel abre una nueva brecha en la sociedad Cacereña… no sabemos si se salvarán los escollos y si algún día podremos disfrutar de él…Cáceres avisa, pero es traidora. Ahora los “Grandes” de la ciudad, quieren su parte del pastel. Los marqueses y condeses han visto el cielo abierto. Al final a Toño y a Jose, les harán pagar todos los desperfectos de la parte antigua mejor conservada para nada, más oscura, más orinada, más triste, más sombría, más afligida por los dolores correosos del tiempo, más apagada y con menos vida cultural de nuestro patrimonio histórico. Quizá tengamos que proponer que lo conviertan en un burdel, casi mejor que un Relais & Chateaux; por que tiene menos costes de explotación, el producto se puede tocar y es lo que le va a una parte antigua sucia y mediocre. Eso sí, al más puro estilo del “Buscón de Quevedo”. Los nobles podían visitarlo, de noche con sus capas cubriéndoles el rostro, amparándose en la oscuridad como hace unos siglos. Siento enormemente que no seamos capaces de ver más allá de nuestras almenas. Toño, Jose quizá debisteis valorar las ofertas de Madrid, Barcelona ó Sevilla. Os habría salido más a cuenta que permanecer y luchar por una ciudad que no os recompensa. Vosotros la pusisteis en el mapa, ahora ella os desplaza de esa plaza, la de San Mateo. Os deseo que este calvario, ahora que viene la Cuaresma, lo paséis cuanto antes. Os deseo que os dejen en paz y podáis acabar esta maldita obra. Y deseo que el caciquismo y la desvergüenza no se apodere de una ciudad que limita los proyectos, no se adecua a los cambios, dormita en los sinsabores del desconocimiento, apabulla a los emprendedores, restringe a los empresarios, cerca la innovación, bordea el catetismo e infravalora los planes de desarrollo. Samuel G. Galdón, nacido en Cáceres en 1973 Cocinero Barcelona
Cáceres