Año tras año este vino se ratifica en el sobresaliente... Si hubiese que buscarle referencias, diríamos que es un moscatel de grano menudo inspirado en un Sauternes, que ha permanecido en barricas de Allier durante 6 meses, para pasar a cristal en octubre de 2007. Tan sólo 16.538 medias botellas y 20 mágnum. Uno de los contados caldos de autor que se encuentran en España, que responde al espíritu innovador de un fuera de serie de la enología nacional: Fernando Chivite. Oro, brillante, mejor, reluciente. Posee una nariz exuberante, embriagadora, con aromas a moscatel, que dan paso a sensaciones variadas: dulces, ácidas, amargas y alcohólicas, sobre un fondo avainillado. En boca resulta extraordinario, donde plasma la uva moscatel maravillosamente, con la complejidad que le aportan la botritis y la crianza, volviéndose a explayar las cualidades olfativas.

Un vino muy especial, personalísimo, a lo que contribuye la variedad de la uva blanca, timorasso, autóctona del sudeste del Piamonte, de la que esta bodega tiene plantadas desde 1990 2,2 ha, que le proporcionan una producción anual aproximada de 6.200 botellas y 300 magnum.

Con la edad consigue una asombrosa, mejor, increíble madurez y complejidad sin perder vitalidad. Tiene exuberantes aromas: frutales, de crianza sin madera, florales, miel…, que se suceden en nariz y en boca. En ésta aparecen otras sensaciones, siempre delicadas, aterciopeladas, equilibradas (todo él es redondo), como acidez y amargor, también corpulencia, que le dan mucha enjundia, mucho empaque y, sobre todo, muchísimo encanto.

El mejor blanco sin madera que jamás se hizo en España. Aseveración que va más allá de una añada, pues se sustenta ya en muchas extraordinarias, lo que le hace estar en la cúspide nacional, cosa que le reconoce la crítica de aquí y también la internacional. En consecuencia, podemos aseverar que este vino y su artífice Marisol Bueno están haciendo historia.

He aquí un albariño de uva estrictamente seleccionada que ha sido criado en acero inoxidable durante  al menos 30 meses, para pasar despues un año en botella. Por tanto, infinita personalidad y extraordinaria calidad, además de gran volumen. Impresionante concentración olfativa y gustativa, en la que predomina la fruta, a la vez ácida, como a manzana, también a tropicales, y a la vez muy madura, como a uvas pasificadas, con sensaciones a  orejones, membrillo y nísperos almibarizados que suman una gran riqueza de matices, a la que también contribuyen tonos balsámicos y pétalos de rosa. En boca llama la atención su cuerpo, considerable, mostrando una enorme vida, así como su exuberancia palatal, que reproduce notas dulces, agrias y amargas. No puede ser más elegante, armónico y exuberante.  

16.000 espectaculares botellas obtenidas del viñedo Los Bancales.

Muestra una vocación y un estilo y se sustenta en una gran añada. Elegante, con carácter y complejidad. Hay fruta, con casa y madurez, que le confiere nobleza y se aprecia una buena elaboración, que le impregna de tostados muy equilibrados, con un deje a café. Esta emotiva sensación aromática se traduce en la boca, en la que se palpa su buena estructura, con delicadas notas ácidas y tánicas, que contribuyen a acentuar el frescor; resulta envolvente y largo.

100% tinta fina. La crianza, en barricas de diferentes tamaños de grano y tostado, hasta nueve, duró un año. Pasó a cristal en mayo de 2002. 48.000 botellas.