Pequeño restaurante en bucólico hotel rústico en el que oficia un joven con un espléndido presente e infinito futuro. Damiano Ciomei, asistido en la sala por su hermana Chiara, comenzaron su andadura en febrero de 2009. Desde el inicio optaron por un proyecto sencillo, asequible e inequívoco de alta cocina moderna. A sus 25 años no puede demostrar mayor madurez. Platos divertidos, vivos y con fundamento en los que se entremezcla la tradición con una creatividad sosegada. Siempre alegres, refinados y conjuntados. Es el caso de la ensalada verde con algas - wakame para más señas - y cigalas crudas, todo ello aderezado por una sabrosa crema de mejillones, estos triturados con su agua de cocción, salpicado de limón deshidratado y perfumado con mejorana, tomillo y orégano. En verdad elocuente y dicharachera, y sobre todo muy fresca, sápida y mentalmente. Otro ejemplo de caracteres y estilo evolutivo: farro suflado, a la manera de una piel del bacalao frita, si bien no depara una sensación empastada como suele producir esta, sino crujiente, de romper fácil y limpio, dos láminas de farro suflado a la manera de un bocata, rellenas de bacalao mantecado y gambas rojas crudas. Se come con la mano y proporciona inmensa satisfacción. Clarividente reinvención de los espaguetis con tomate y albahaca vestidos de refrescante ensalada estival: pasta cabello de ángel cocida y fría embebida de un jugo rojo de pulpa de tomate, también fresco, aderezado con aceite de oliva virgen y aromatizado con albahaca, melisa, y mejorana. Sibarítica y superligera. Otra propuesta de pasta, también con la garantía de una de las mejores marcas, Benedetto Cavaliere, en este caso en versión de espaguetinos, cocidos impecablemente al dente, inmaculados, atrezzados con sardinas, alcaparras y limón. Damiano es a su vez un especialista en el arroz, lo demuestra su risotto con curry y eneldo, de una virtuosidad impactante, por consistencia y cremosidad, con un gusto y unas fragancias excitantes, que marcan la diferencia. Y concluimos con una construcción noble y sólida, un pichón en dos cocciones, sangrante la pechuga y fundente la pata, con salsa de la propia ave, trigo y remolacha marinada.
Estamos ante uno de los grandes de la generación de veinteañeros que emerge incontenible en Italia.