Es una tortilla casera hecha por cualquier abuela a la que cada uno puede personalizar en alguna medida. Confeccionada con cebolla caramelizada, patatas de Álava de la variedad monalisa fritas en aceite de girasol, emulsionada con huevos y aceite de oliva virgen extra y sazonada. Se presenta en fresco y ya confeccionada, la masa que viene en un comportamiento únicamente necesita pasarla por la sartén untada con unas gotas de aceite para cuajarla al gusto, más o menos, puede quedar todo lo jugosa que se desee, pues esta preparada para satisfacer diversos puntos de coagulación. El paso por sartén, según intensidad del fuego, recomendamos medio alto, puede ir de uno a dos minutos por cada lado, sobre uno y medio esta el ideal. Por tanto, su preparación es rápida, instantánea, elemental, facilísima y sujeta a todo tipo de criterios. Sale muy gustosa, sabrosa, con un perfecto equilibrio de patata, huevo y cebolla, y todo lo jugosa que se desee. La presencia de la liliácea es muy sutil y gusta tanto a quien le place la cebolla como quien se inclina por su carencia.
Otro merito a tener muy en consideración: la masa fresca tiene una caducidad en frío de 45 días.