Carlos Piernas ejerció el arte de guisar en casas tan afamadas como El Racó de Can Fabes y Gaig, desarrollando en ellas la pasión por los ahumados. Se instaló por su cuenta y en diciembre del 95 empezó a comercializarse en las mejorcitas charcuterías y restaurantes salmón, mero y atún, siendo la producción muy artesanal y limitada.
En cuanto al salmón, emplea piezas, como mínimo, de 9 kilos, de cada una de las cuales saca dos lomos de 2,5-2,7 kilos.
Se trata de salmones de unos 6 años, maduros, que concentran mayor sustanciosidad y grasa, lo que queda patente en la cata. En la que se muestra supernatural: salmón, salmón y salmón, con un leve y enriquecedor aroma a piña de pino que contrasta con un sí no es de dulzor, obteniendo una complejidad encomiable y seductora. Resulta pleno, jugoso-jugoso y carnosísimo, mascándose la entidad del pez. Se comercializa si escalopar, para preservar la excelsitud.
Tan sólo 12.000 kilos al año. Aconsejamos comerlo en tacos.
EL MEJOR SALMÓN AHUMADO QUE NOSOTROS CONOZCAMOS.