Cuando alguien obtiene tantas medallas de oro –1989, 1991, 1993, 1994 y 1996– en la Feria Nacional del Queso, que anualmente se celebra en Trujillo, tiene que ser, necesariamente, un fuera de serie. Eso le sucede a esta quesería, que elabora tortas (tipo Casar y La Serena) y éstas curadas. En el caso del queso, es de un excepcional poder gustativo, sustentado en la calidad de la leche, de ovejas merinas que pastan en Valdefuentes, que marca la diferencia; ahí está la clave. Sabor muy puro, concentrado y grasiento, con una apreciable acidez, que, sin embargo, no molesta, ni mucho menos.
Sencillo y noble, de una rusticidad manifiesta pero en absoluto cargante, llena la boca sin saturarla. Textura tierna y con cuerpo a la vez, pasta sin apenas ojos.