Una golosina de talla mundial, como corresponde al nivel profesional de este artista de la pastelería que es nuestro queridísimo y súper admirado Paco Torreblanca. Logra un doble salto mortal: una textura de una fragilidad crocante y evanescente insuperable y unos sabores puros, muy poco influidos por el azúcar, que transmiten inmaculabilidad y suma exquisitez. Sobresalen los siguientes aromas: frutos rojos, pétalos de rosa, especias chinas, fruta de la pasión, té matcha, limón, café y chocolate. Para mayor mérito, lucen un colorido bellísimo que incita a la gula.