La familia Orts ha encumbrado a los cielos el palmeral ilicitano a través de dos oasis: el hotel y el jardín Huerto de Elche, emblemas del paisaje de Elche. Una ciudad que ornamenta su idiosincrasia con unas 250.000 unidades a las que saca un rendimiento que no es el dátil, seguramente porque es más viable económicamente importarlos de Argelia, Israel, Marruecos, Arabia Saudita, Irak, Irán, Estados Unidos…y comercializarlos que producirlos en España.
Los Orts, en su cuarta generación, creen factible ofrecer un producto de alto standing con sello local. Un bocado diferente del de otras procedencias. Un manjar que pueda competir por su cualidades a sabiendas que su plantación, recolección y precio serán superiores a los importados. ¿Cómo conseguirlo? Creando una nueva cultura, implantando el fruto tierno, paladeando la fruta en sí misma. Fresca, igual que sucede con la uva o el higo, brinda características distintas, depara una sensación agridulce, consecuencia de una astringencia que amortigua la concentración de azúcares, su exceso de melosidad. Mayor viveza, liviandad…que se manifiestan a su vez en la textura, crujiente, carnosa y jugosa. Se comercializan en cuatro calibres - pequeño, mediano, grande y gigante –, siendo superiores los más hermosos. Y en fresco de octubre a enero; el resto del año congelados.