Ott 13 12:03

 

Soy la persona que mejor come del mundo

 

El español con la transmisión sináptica más celérica desde Baltasar Gracián, posee además un apetito desaforado, un estómago privilegiado y un tubo digestivo capaz de deglutirlo todo. Señoras, señores… con ustedes el Gran Wyoming. Una figura mediática de la que qué podemos decir que no se sepa: médico, cantante, presentador, actor, director y, por encima de todo, un dinámico polemista que ha hecho siempre el mejor programa de la tele, aunque nunca le hayan dejado hacerlo mucho tiempo: «Silencio se juega», «La noche se mueve», «El peor programa de la semana», «La azotea de Wyoming» o el mítico «Caiga quien caiga». Actualmente, presenta «El intermedio» (La Sexta).

Hablamos con el Gran Wyoming con motivo de su participación en la XII Edición del Congreso Gastronómico Internacional lomejordelagastronomia.com en Alicante.
—Yo voy en este Congreso porque soy la persona que mejor come del mundo. Lamento no tener el paladar fino de los que nacieron ricos de familia, pero la verdad es que en mi proceso personal de adaptación al medio, jamás he encontrado vianda que no me produzca deleite en la ingesta, y muchas inmenso. La verdad es que tengo la suerte de que mi metabolismo lo asimila todo.
 
— ¿Todo, Gran Wyoming?
 
— Todo, exceptuando los insectos de algunos países que no puedo ingerir.
 
— Con ese apetito desaforado, ¿no teme vivir en permanente pecado mortal?
 
— No. Y agradezco a las autoridades eclesiásticas que hayan suprimido, de hecho, el pecado de la gula. Ahora solo aspiro a que la lujuria sea tratada con la misma benevolencia, pues de sus apetitos soy víctima y beneficiario. Dios guarde a ustedes muchas cosas en la despensa.
 
Por tratarse de la persona que mejor come del mundo, el Gran Wyoming recibió el Premio al Gourmet del Año en 2003 que concede Lo Mejor de la Gastronomía.
—Rafael García Santos, que definió mi paladar como «abierto y complicado», es la persona que me introduce en la culinaria de elite a partir al concederme el Premio al Gourmet del Año. En el Congreso de Rafa es donde conozco a Berasategui, a Argiñano, a Adrià y a todos los grandes cocineros con los que trabé amistad. El Congreso Gastronómico ha sido para mí una fuente de información tremenda. Gracias al mismo he adquirido un grado de conocimiento gastronómico que era para mí desconocido. La experiencia que tengo de mi participación en este certamen es muy postiva.
 
El Gran Wyoming no tiene predilección por un restaurante favorito, ni por un estilo de cocina determinada. No es fan exclusivo de ninguna tendencia gastronómica de manera exclusiva. El Gran Wyoming come de todo y además muy bien.
— No soy el que mejor come del mundo en el sentido de comer las mejores cosas que existen, sino en el de “qué bien me come mi niño”.  Me refiero a que yo le arremeto a la comida.
 
Wyoming vive habitualmente en Madrid y tampoco se decanta por un restaurante en concreto, sino por ese estilo cosmopolita característico de la restauración de la capital:
—En Madrid hay una cocina universal, que no es tanto de autor como de una tendencia que fusiona distintas culturas. Hay una cocina oriental, creativa, de influencia japonesa, atún crudo, aromático; hay una comida americana que se mezcla con la europea, etc.
 
Con el vino le sucede al Gran Wyoming igual que con el agua o la comida, niguna cantidad ingente le sienta mal. En esto también su paladar es muy abierto. La uva merlot es su favorita. El vino que más ha bebido es el español, aunque los italianos le parecen fabulosos.
    Hoy ya se sabe hacer vino en cualquier lado. Las Denominaciones de Origen se han superado y hay bodegas que quieren producir sus vinos al margen de aquéllas, por lo bien que los hacen sin necesidad de que nadie las regule.
 
    ¿Cuál es su comida favorita, Wyoming?
 
    Supongo que la carne a la brasa, probablemente. Aunque me gusta todo. Desde las elaboraciones más antiguas hasta la cocina sofisticada. Hoy lo más moderno es comer el pescado crudo. Pero hay una cosa que podría estar comiendo toda la vida sin cansarme, como es el jamón serrano.
 
El Gran Wyoming, ahora sería mejor hablar de José Miguel Monzón Navarro, es capaz de romper los huevos con una sola mano, para sorpresa de Quique Dacosta, como se aprecia en la imagen, es muy cocinero, como corresponde a todo buen padre soltero:
    Al estar soltero y tener tres hijos para los que cocinar aprendí la cocina del mercado, los platos de pasta que le encanta a los niños, los guisos de cuchara… Considero que la base de la cocina es el sofrito. Una vez que lo dominas, puedes hacer cualquier plato. Siempre pienso lo que voy a cocinar mientras pico una cebolla.
 
    ¿Cuáles son sus lecturas de cocina favoritas?
 
    Leo todo tipo de libros de cocina. Uno de ellos es el de Simone Ortega, luego te das cuenta de que es perfeccionable, porque viene cualquier cosa que compres en el mercado. Es un libro perfecto para alguien que echan de casa.
 
    Entonces deben de gustarle mucho los programas de cocina.
 
    Sí, soy seguidor de Argiñano, porque tiene un listón medio en el que todos los productos que emplea son muy asequibles. La gente es muy esquemática, en cuanto no tiene un ingrediente no hace el plato. Aunque yo no me corto nada. Si no tengo un ingrediente echo mano de otro.
 
El Gran Wyoming se ha mostrado muy correcto durante toda la conversación. Pero no queremos terminar esta entrevista sin interesarnos algo más por la extraordinaria capacidad de respuesta del Gran Wyoming. Es la hora de arriesgarse.
—Wyoming, su rapidez mental, ¿es cultivada?, con el estudio, por ejemplo de manuales como la Agudeza y Arte de Ingenio; ¿o es innata? como su capacidad para la gastronomía, que perfecciona con cada participación en el Congreso lomejordelagastronomia.com
 
—No, no es cultivada. Se trata de un defecto de nacimiento. Es otro de los muchos defectos que tengo de nacimiento, como la nariz, que la tengo grande. U otras cosas que también tengo grandes y que estarían más relacionadas con la gastronomía.
 

  Fernando Sánchez, 15.10.10

 



6,5

Zeruko

José Antonio Calvo
José Antonio Calvo
Nazionalita: España
Localita: 20003 San Sebastián (Guipúzcoa)
Indirizzo: Pescaderia, 10
mapa
943423451
Chiusura:: Domingo noche y lunes
Prezzo: Precio de la comida 30/40 €
Menu di degustazione: Precio del pincho 2,30/3,50 €


  • Bacalao ahumado al sarmiento con ensalada líquida vegetal
  • Bacalao ahumado al sarmiento con ensalada líquida vegetal
  • La rosa de bogavante
  • La Rosa de Bogavante
  • Sardinas con Gelatina Agridulce de Cítricos
  • Anguila ahumada con calabacin y salsa de champagne
  • Anguila Ahumada con Calabacín y Salsa de Champan
  • Gilda en cuchara
  • Gilda en Cuchara
  • Hamburguesa de chipirón
  • Hamburguesa de Chipirón
  • Bob Limón
  • Bob Limón
   Un número uno del pincho. Pinchos que se pueden degustar en la barra como tentempiés o disfrutar en mesa integrando un menú degustación, a lo que le animamos dada la magnitud de las propuestas, harto imaginativas y bastante virtuosas. La reforma total del local, en una línea moderna y con semblanzas “koxkeras”, incentiva esta posibilidad, dentro de una ambiente “jatorra”. 
El artista, el pequeño artista se llama José Antonio Calvo, un tabernero convertido hace ya unos años en cocinero. Posee cuatro grandes cualidades. La primera que sus construcciones, por lo general, se sustentan en la estructura del pincho, suelen tener una base sólida: panes, masas crocantes, bizcochos, etc. Vamos, que se pueden comer con la mano o con cuchillo y tenedor. En segundo lugar, estamos ante fórmulas cultas harto trabajadas, complejas de realizar. Más aún, las combinaciones de sabores resultan sorprendentes y muestran madurez y armonía. Y lo que es determinante, se aprecia y constata una y otra vez el buen gusto, sápido y estético.
José Antonio tiene pasión por el foie gras. Seguramente ningún bar lo trabaje tanto y tan meritoriamente. Varias fórmulas magistrales, entre las que nos permitimos destacar el canelón de foie gras y gelatina de pedro ximénez sobre   panecillo de pipas y crujiente de Idiazabal. Otra joya, la que más y más justos éxitos ha cosechado, tras el título de miniparrilla de bacalao con ensalada de caserio efervescente se ofrece una genial tosta de bacalao ahumado al sarmiento ante los ojos del comensal con un chupito vegetal en probeta. Otro logro intelectual y palatal: la rosa; un homenaje al bogavante con sofisticados complementos y aroma de flor. Que el artista se la juega en cada receta queda de manifiesto en la hamburguesa de chipirón.  Apoteósica, y tanto que apoteósica, la gilda en cucharilla. La tortilla individual de bacalao a la brasa y la carrillera de ternera envuelta en una lámina de patata refrenda el nivelazo del chef, que ha hecho sus pinitos con un postre que le valió el Campeonato de Guipuzcoa: Bob limón. Y  se puede concluir el ágape con algún condumio típico vasco, hay tres o cuatro bastante conseguidos.  


7

La Veranda

Víctor Taborda
Víctor Taborda
Nazionalita: España
Localita: 29679 Marbella (Malaga).
Indirizzo: Ctra. de Cádiz, km 166. Urb. Flamingos Golf. Hotel Villa Padierna
mapa
952889150
Chiusura:: Domingos y todos los mediodía.
Prezzo: 80/130 €
Menu di degustazione: 78 €


  • Pichón con risotto de trigo
  • Pichón con risotto de trigo
La cocina de un Hotel de Cadena Internacional, como es este, debe ser muy respetuosa con el gusto variado y cosmopolita de su exquisita clientela, que viene a pasar unas vacaciones y no quiere sobresaltos a la mesa. Por este motivo, la alta cocina de Víctor Taborda evoluciona paulatinamente, proponiendo una renovación sosegada del gusto mayoritario.
            La carta del restaurante es recibida cada estación como un acontecimiento atmosférico. Las grandes variaciones se producen sobre las mismas variantes: los productos locales, sobre manera los mariscos y pescados recién capturados. Adaptaciones que tienen lugar cada temporada en el apartado estrella de la casa, el de sopas frías andaluzas, en el que se doctoro en sus estancias en Tragabuches y Hacienda Benazuza, sin duda dos grandes templos en la materia, que incluye delicadas y refrescantes propuestas: salmorejo cordobés con gambas marinadas y perfume de albahaca y  ajo blanco de piñones con pescado azul, setas de temporada y caviar de arenque. Si inexcusables son estas propuestas, lo mismo hemos decir del manjaroso y supernatural carpaccio de gambas sobre un refinado hojaldre de cebollitas. De los primeros pasos de este restaurante, cuando lo asesoraba Martín Berasategui y estaba en el día a día Víctor, quedan platos tan consagrados como el milhojas caramelizado de anguila ahumada, foie gras, cebolleta y manzana verde, que sale igual, o casi igual de ejecutado que la fórmula madre. Rigor y virtuosismo que caracterizan al chef y que vuelven a mostrarse en el tataki de salmón con verduras crujientes y sopa de tomate verde, cuyo único pero esta en el pescado que se utiliza, no creemos que el más gastronómico para una cocina y un establecimiento con este empaque. Honorabilidad que queda patente en los salmonetes de roca sobre jugo de sus espinas con migas, que refrenda el sabor mariscado y pleno del salmonete, que sale en su punto.
            Magníficas las carnes. Quizás la más apetecible sea  el pichón asado con risotto de trigo silvestre, queso parmesano y cerezas; sin que le vaya muy a la zaga, aunque de gusto más atenuada, la paletilla de conejo potenciada con un praline de almendras. Tampoco desmerece el cochinillo frito con salsa de canela y puré de boniato, que atesora rotundidad.
            En pocas palabras, la cocina y el restaurante van consolidándose.

 

 

Ott 05 12:43
Con Antonio Fraguas Forges

Tengo mucho amor y muy poca paciencia para la cocina

El gran humorista gráfico Antonio Fraguas “Forges” ha pasado recientemente por la capital de Vizcaya, donde ha recibido un homenaje en las Primeras «Jornadas de la Risa de Bilbao», organizadas por el escritor Juan Bas en el año de gracia 2010.
Forges ha publicado sus viñetas en las más importantes publicaciones periodísticas: El Correo, Pueblo, Diario 16, El Mundo, El País; Diez Minutos, Hermano Lobo, Por favor, Interviú, El Jueves, Lecturas… También ha hecho cine y radio. En la actualidad, colabora con Pepa Fernández en «No es un día cualquiera» de Radio Nacional.
  Forges nos cita en un salón del Hotel Carlton de Bilbao, donde se pasea estos días lo más selecto del humor universal: Tom Sharpe, Martin Amis, Felipe Benítez Reyes. Nosotros queremos entrevistarle por una razón igual de placentera que hacer risas, pero que le aportará más calorías: el dibujante participa por primera vez en el Congreso Internacional lomejordelagastronomia.com de Alicante.
— Lo principal en este Congreso Gastronómico es pasarlo bien y después conocer cosas interesantes de Física, Química, Filosofía y Contabilidad de la Nueva Cocina.

La figura de Forges es tan popular que hace innecesaria su descripción física, aunque en Bilbao nos lo hemos encontrado con un look distinto al habitual. Lo primero que ha hecho el humorista madrileño al llegar al botxo ha sido mimetizarse con el paisanaje calándose una boina. Una txapela que le confiere, junto con la barba blanca que se ha dejado ahora, un aire entrañable. Pero no hay que fiarse. Tras este aspecto bucólico de abuelo bilbaíno de Heidi se oculta un cocinero impaciente capaz de quemar la casa para hacerse un huevo frito.
— Para mí la cocina es la cocina del hombre como catástrofe. De ese hombre que entra por primera vez a la habitación donde está el frigorífico cuando todos se han marchado de vacaciones y se le ocurre entonces ponerse a cocinar.

La cocina es un lugar común del repertorio temático de Forges: el ojiplático en llamas que enciende la hornilla y prende el cerro de ropa amontonada frente a la lavadora; los comilones despanzurrados por el suelo alrededor de una paellera de fiesta, que culpan al ali oli de su indigestión…
— Ése del fuego soy yo y ese otro de la paella también soy yo.

El dibujante revela que se toma a sí mismo como modelo de sus viñetas de tema culinario y que su concepto de la cocina se opone al de todo el mundo.
— En cocina, lo primero es paciencia y lo segundo amor. Para mí es al contrario. Es decir, yo me sé toda la técnica culinaria pero estoy incapacitado para cocinar cualquier cosa que requiera un mínimo de tiempo. Por eso solo puedo inventar. Yo soy el creador de platos como la tortilla con arroz, del que no habrás oído hablar porque todavía no he hecho pública la receta. Solo la he cocinado una vez que se la dí a comer a mis hijos, quienes todavía no me lo han perdonado.

— ¿Y cuál es su comida favorita?

— Yo soy muy educado y me como siempre todo lo que me ponen aunque no me guste. Pero si tengo que elegir una, me quedo con las verduras.

La conversación resulta muy agradable con Forges, que espera nuestras preguntas con una ceja levantada, como el que cliente que escrutina al tendero que diserta sobre la frescura de una merluza desde su puesto del mercado.
— ¿Cuáles son los restaurantes preferidos de Forges?
— Donde se coma bien. Me gusta la cocina tradicional y también la moderna, aunque mis restaurantes preferidos son los que incluyen verduras en la carta.

Entonces Forges debe encontrarse hoy muy contento. Viene de almorzar en el Restaurante del Museo Guggenheim, donde Josean Martínez Alija hace la mejor cocina vegetal del mundo. El artista enumera entusiasmado los platos que ha comido. Uno los oye evitando escucharlos, por un honrado temor a acabar como el perro de Paulov.
— Tomatitos cherry rellenos de jugo de albahaca, Berenjena con pan de hogaza empapado en fondo marino y vino tinto, Endibias confitadas a baja temperatura… Estaba todo buenísimo.

La conversación se remonta ahora a la mili de Forges. En el hilo musical, suena para la ocasión una melodía de Julio Iglesias a modo de banda sonora; entretanto, el novelista Martin Amis se ha sentado en un sofá enfrente de nosotros, pero no para atender a nuestra conversación sino para conceder una entrevista.
— Yo fui cabo furriel en el Batallón de Artillería y te puedo asegurar que la calidad de las materias primas era extraordinaria. Recuerdo las merluzas gigantes, excelentes, pero desastrosamente fritas, porque los cocineros eran unos aficionados. Aunque no todos. Ferrán Adrià, por ejemplo, se hizo cocinero en la Mili.

El dibujante hace esta afirmación mientras teclea algo en su teléfono movil. Transcurridos unos segundos, me muestra la imagen del marino gourmet Ángel Liberal Lucini. Almirante de la Armada Española y Jefe del Estado Mayor de la Defensa que tuvo en las cocinas de la Capitanía General de Cartagena, cuando estos cumplían el Servicio Militar, a Ferrán Adrià y Fermí Puig del Drolma. Forges recibe ahora una llamada en ese mismo teléfono con Internet y se pone a dictar neologismos:
— Persona muy bruta y muy tonta: energúmemo; persona a la que le gustan las manos: manómano; dominguero de parajes nevados que deja todo perdido de desperdicios en sus excursiones: agorrinable hombre de las nieves

Tras un rato incrementando el léxico, Forges se despide, cuelga el teléfono y se disculpa: Era para una colaboración de la radio. Antonio prosigue ahora el relato interrumpido de sus historias de la Mili con la hazaña de la alfabetización de un regimiento de gitanos, que no sabía leer ni escribir.
— … Y entonces ellos, en agradecimiento, me enseñaron la mejor receta para comer patatas al horno, que te la voy a dar ahora mismo: fríes una sartenada de pimientos y reservas el aceite. Cortas unas patatas en cruz y las metes al horno. Cuando estén, las rocías con ese aceite frío y luego me dices qué te parece. Es la mejor receta para comer patatas al horno que existe en el mundo.

Para Forges, la cocina está llena de mitos que hay que abolir. Uno de ellos es el de las cebollas lacrimógenas. De la que también va a darnos la correspondiente ténica que evita las lágrimas y que pique:
— En Vilajuïga, en el Ampurdán, existe un cocinero de la familia de los Maricanes que tiene un tratamiento para la cebolla revolucionario. Se pela y limpia bien la cebolla, se envuelve en una servilleta de tela bien anudada y luego la tiras contra la pared hasta romperla. La cebolla, digo. Después, la troceas con las manos sobre la ensalada. Así, ni pica, ni te hace llorar, salen todas dulces.

Forges toma la iniciativa de la entrevista para revelarnos generosamente todos los secretos de la cocina española.
— ¿Te gustan las anchoas? Pues te voy a decir el sitio donde mejor hacen las espinas. Es en el Restaurante del Hotel Ampurdán de Figueras: se mojan en leche y se fríen en aceite arrebatado. Exquisitas.

La mención de este establecimiento donde bordan la última receta mencionada nos revela que el genial humorista es un gourmet oculto con muy buena memoria gastronómica. Se trata nada menos que del mítico Motel Empordá, fundado por Josep Mercader, pionero de la frustrada revolución culinaria catalana de los años 60. Y cuya obra es continuada ahora por el chef Jaume Subirós.
Forges se dispone a revelarnos otro de sus secretos culinarios cuando una voz de mujer le dice cariñosamente: Antonio, por favor: que es viernes, que son las ocho y media de la tarde y que el periodista se querrá ir a su casa. Es la escritora cordobesa Pilar Garrido, esposa del dibujante. Juntos acaban de publicar a dúo el libro de memorias La postguerra vista por una particular y su marido, que está ilustrado por Forges. Y al que desde aquí le deseamos un gran éxito de lectores.

Fernando Sánchez

Bilbao, 24 de septiembre de 2010