VDA. DE CAYO SAÍNZ
La alcachofa ha sido uno de los productos más difíciles para la industria conservera en España. Aquí estamos ante un paso adelante. En primer lugar, sobresaliente la materia prima, con sello de Tudela, así como el corte y el pelado, escrupuloso, impecable, quedando el cogollo del fruto, inmaculado el corazón de la alcachofa. El sabor se muestra bastante natural, nada afectado por notas cítricas, con la identidad propia, con ese deje ligeramente amargo, muy aterciopelado en su ser. La textura, fundente, se podría mejorar, hay un exceso de cocción, si buscamos valores gourmet, cierto que gustán a la inmensa mayoria. Simplemente calentar y comer, se pueden saborizar con elementos costumbristas, que siempre han complementado a este fruto.