Una añada histórica con un nombre legendario deparan un champán de época, que hace honor a la bebida, a la marca…a la vida. Como sucede con los grandes vinos que sobrepasan en plenitud al paso del tiempo.

En nariz las complejas notas de sales minerales, torrefacción y especias amaderadas se mezclan rápidamente con las de caramelo y cáscara seca de cítrico, deparando una seductora y refrescante sensación agridulce. En boca se muestra elegante, rico, penetrante, sin llegar a la opulencia, siempre con el inmenso mérito de una gran perfección y armonía. El perdurable gusto a cítricos confitados se asienta en el paladar y se funde en un sedoso y preciso conjunto que rezuma frescor y exquisitez.

Se compone de chardonnay y pinot noir con un tiempo de crianza de 13 años.

Un vino con motivos diferenciales, que le confieren personalidad y gracia. Tanto en nariz como en boca predominan sensaciones minerales, a terruño, exactamente a tierra. También se aprecian nítidamente aromas amargos, que recuerdan al café, que se hacen extensibles al paladar. Siempre como complemento del predominio de la fruta, madura, que se ve enriquecida por las aportaciones de una buena madera, testimoniando ganas y saber hacer, materia prima, medios y técnica. Elegante, intenso, persistente, compacto y perfectamente integrado en torno al eje de la fruta.

Participan las cinco variedades típicas del Médoc: 60% cabernet sauvignon, 20% merlot, 15% cabernet franc y 5% entre petit verdot y malbec. Permaneció 18 meses en barricas, nuevas en un 30%.

Lo que distingue a este cava de otros insignes españoles es que se aproxima más a un champán, lo que se debe a la idiosincrasia de las variedades reinas que lo componen, chardonnay y pinot noir, que le aportan empaque y complejidad, a la que también contribuye la leve crianza experimentada por el vino procedente de las primeras cepas, que permaneció en barrica por un breve espacio de tiempo.

Aromas que se dejan notar, finos y francos, a fruta madura, a pasas, también a hierbas aromáticas dulces. Además, brinda notas mantequillosas y tostadas. En boca, como en nariz, aúna delicadeza y sabrosura, con la fruta, muy limpia, mandando, deparando un sabor agridulce, que proporciona placer y carisma, completado con un atisbo de amargor. También destaca su presencia, con un constante brotar de pequeña burbuja, formando rosario y corona, majestuosa.

Los champanes de esta casa hacen gala de un espíritu y de una artesanía muy especiales. De manera que todo Bollinger garantiza siempre una extraordinaria calidad y brinda una enorme personalidad. Se trata de un trago enormemente vinoso, que aúna aromas florales y frutales con los toques enriquecedores, vainilla, que aporta la vinificación en madera de roble: 6 meses en barrica. Intenso, complejo y estructurado, llena el paladar ofreciendo una gratísima sensación agridulce. Evoluciona muy bien en boca, creciendo, con mayor amplitud en su segunda copa. Tiene unos cuantos años de vida por delante, en consonancia con la calidad de las uvas, la prolongada crianza, nunca inferior a 5 años, y la bondad de la milésima.

Se compone en un 63% de pinot noir y en un 37% de chardonnay, uvas procedentes de viñedos clasificados en un 82% grands crus y un 18% premiers crus.