Ésta, la más universal de las tartas de la provincia, sólo se puede comercializar con el nombre de Ponche Segoviano en esta pastelería, que es la que mejor lo hace y con neta diferencia. La receta, que se remonta generaciones atrás, está extendidísima, si bien tiene sus toques secretos que, en cada caso, se transmiten sigilosamente de padres a hijos. Así sucede en el caso de la familia García, que preserva con celo la fórmula y el título. Se trata de una gustosísima tarta convencional, que todo lo que tiene de decimonónica, de pantagruélica, lo tiene también de rica y resultona. Proporciona enorme satisfacción.
En ella se aprecian texturas abizcochadas y cremosas, siempre jugosas. Se constatan dos capas de bizcocho emborrachadas con almíbar, entre las dos se sitúa una etérea crema pastelera de yemas de huevo perfumada con vainilla y canela y encima de todo ello va una capa de mazapán, sobre la que se espolvorea azúcar glass, dibujando pequeños rombos con hierros incandescentes, que caramelizan la superficie.