Nos encontramos ante un vino con indudable personalidad y mucha calidad, pues a su singularidad hay que añadir su manifiesta nobleza. Destacan en él la elegancia, la conjunción, la redondez… palabras que compatibiliza con un estimable empaque gustativo y táctil. Tanto en nariz como en boca sobresale el conjunto sobre caracteres concretos, salvo el predominio de sensaciones amargas que prevalecen sobre otras muy sutiles ácidas y tánicas, estas últimas un tanto dulces.
Elaborado única y exclusivamente con tempranillo. Permaneció 14 meses en barricas nuevas de roble francés. Pasó a cristal el 15 de julio de 2007.