Soy la persona que mejor come del mundo
El español con la transmisión sináptica más celérica desde Baltasar Gracián, posee además un apetito desaforado, un estómago privilegiado y un tubo digestivo capaz de deglutirlo todo. Señoras, señores… con ustedes el Gran Wyoming. Una figura mediática de la que qué podemos decir que no se sepa: médico, cantante, presentador, actor, director y, por encima de todo, un dinámico polemista que ha hecho siempre el mejor programa de la tele, aunque nunca le hayan dejado hacerlo mucho tiempo: «Silencio se juega», «La noche se mueve», «El peor programa de la semana», «La azotea de Wyoming» o el mítico «Caiga quien caiga». Actualmente, presenta «El intermedio» (La Sexta).
Hablamos con el Gran Wyoming con motivo de su participación en la XII Edición del Congreso Gastronómico Internacional lomejordelagastronomia.com en Alicante.
—Yo voy en este Congreso porque soy la persona que mejor come del mundo. Lamento no tener el paladar fino de los que nacieron ricos de familia, pero la verdad es que en mi proceso personal de adaptación al medio, jamás he encontrado vianda que no me produzca deleite en la ingesta, y muchas inmenso. La verdad es que tengo la suerte de que mi metabolismo lo asimila todo.
— ¿Todo, Gran Wyoming?
— Todo, exceptuando los insectos de algunos países que no puedo ingerir.
— Con ese apetito desaforado, ¿no teme vivir en permanente pecado mortal?
— No. Y agradezco a las autoridades eclesiásticas que hayan suprimido, de hecho, el pecado de la gula. Ahora solo aspiro a que la lujuria sea tratada con la misma benevolencia, pues de sus apetitos soy víctima y beneficiario. Dios guarde a ustedes muchas cosas en la despensa.
Por tratarse de la persona que mejor come del mundo, el Gran Wyoming recibió el Premio al Gourmet del Año en 2003 que concede Lo Mejor de la Gastronomía.
—Rafael García Santos, que definió mi paladar como «abierto y complicado», es la persona que me introduce en la culinaria de elite a partir al concederme el Premio al Gourmet del Año. En el Congreso de Rafa es donde conozco a Berasategui, a Argiñano, a Adrià y a todos los grandes cocineros con los que trabé amistad. El Congreso Gastronómico ha sido para mí una fuente de información tremenda. Gracias al mismo he adquirido un grado de conocimiento gastronómico que era para mí desconocido. La experiencia que tengo de mi participación en este certamen es muy postiva.
El Gran Wyoming no tiene predilección por un restaurante favorito, ni por un estilo de cocina determinada. No es fan exclusivo de ninguna tendencia gastronómica de manera exclusiva. El Gran Wyoming come de todo y además muy bien.
— No soy el que mejor come del mundo en el sentido de comer las mejores cosas que existen, sino en el de “qué bien me come mi niño”. Me refiero a que yo le arremeto a la comida.
Wyoming vive habitualmente en Madrid y tampoco se decanta por un restaurante en concreto, sino por ese estilo cosmopolita característico de la restauración de la capital:
—En Madrid hay una cocina universal, que no es tanto de autor como de una tendencia que fusiona distintas culturas. Hay una cocina oriental, creativa, de influencia japonesa, atún crudo, aromático; hay una comida americana que se mezcla con la europea, etc.
Con el vino le sucede al Gran Wyoming igual que con el agua o la comida, niguna cantidad ingente le sienta mal. En esto también su paladar es muy abierto. La uva merlot es su favorita. El vino que más ha bebido es el español, aunque los italianos le parecen fabulosos.
— Hoy ya se sabe hacer vino en cualquier lado. Las Denominaciones de Origen se han superado y hay bodegas que quieren producir sus vinos al margen de aquéllas, por lo bien que los hacen sin necesidad de que nadie las regule.
— ¿Cuál es su comida favorita, Wyoming?
— Supongo que la carne a la brasa, probablemente. Aunque me gusta todo. Desde las elaboraciones más antiguas hasta la cocina sofisticada. Hoy lo más moderno es comer el pescado crudo. Pero hay una cosa que podría estar comiendo toda la vida sin cansarme, como es el jamón serrano.
El Gran Wyoming, ahora sería mejor hablar de José Miguel Monzón Navarro, es capaz de romper los huevos con una sola mano, para sorpresa de Quique Dacosta, como se aprecia en la imagen, es muy cocinero, como corresponde a todo buen padre soltero:
— Al estar soltero y tener tres hijos para los que cocinar aprendí la cocina del mercado, los platos de pasta que le encanta a los niños, los guisos de cuchara… Considero que la base de la cocina es el sofrito. Una vez que lo dominas, puedes hacer cualquier plato. Siempre pienso lo que voy a cocinar mientras pico una cebolla.
— ¿Cuáles son sus lecturas de cocina favoritas?
— Leo todo tipo de libros de cocina. Uno de ellos es el de Simone Ortega, luego te das cuenta de que es perfeccionable, porque viene cualquier cosa que compres en el mercado. Es un libro perfecto para alguien que echan de casa.
— Entonces deben de gustarle mucho los programas de cocina.
— Sí, soy seguidor de Argiñano, porque tiene un listón medio en el que todos los productos que emplea son muy asequibles. La gente es muy esquemática, en cuanto no tiene un ingrediente no hace el plato. Aunque yo no me corto nada. Si no tengo un ingrediente echo mano de otro.
El Gran Wyoming se ha mostrado muy correcto durante toda la conversación. Pero no queremos terminar esta entrevista sin interesarnos algo más por la extraordinaria capacidad de respuesta del Gran Wyoming. Es la hora de arriesgarse.
—Wyoming, su rapidez mental, ¿es cultivada?, con el estudio, por ejemplo de manuales como la Agudeza y Arte de Ingenio; ¿o es innata? como su capacidad para la gastronomía, que perfecciona con cada participación en el Congreso lomejordelagastronomia.com
—No, no es cultivada. Se trata de un defecto de nacimiento. Es otro de los muchos defectos que tengo de nacimiento, como la nariz, que la tengo grande. U otras cosas que también tengo grandes y que estarían más relacionadas con la gastronomía.
Fernando Sánchez, 15.10.10