Marqués de Riscal, una visita inolvidable.
Un espacio arquitectónico fascinante, una papalina de ensueño. Sólo por disfrutar de la obra de Franc Gehry vale la pena acudir a Marqués de Riscal. Pero nos vamos a encontrar mucho, muchísimo, infinitamente más. Una bodega, la más antigua de la D.O.C. Rioja, que parece haber vivido su refundación y que ha tenido la feliz ocurrencia de ofrece un proyecto hostelero de ensueño que comprende un palacio de 5* y un lujosísimo restaurante con un servicio impecable. Si todo esto marca la diferencia, la diferencia se sustenta tan bien en la cocina, en verdad gastronomica. Francis Paniego ha sabido trasladar la filosofía del Echaurren a este establecimiento y plasmarla con rigor y eficacia. Su equipo, que encabeza el joven chef José Ramón Piñeiro, un nombre con presente e imprevisible futuro, está logrando que casi se coma tan bien como en Ezcaray. Y que se papee tan magníficamente en la dos vertientes, tanto los platos tradicionales de corte regional como las fórmulas de alto copete de vocación contemporánea y cosmopolita. Ambos estilos configuran una carta abierta a todos los paladares, a diferentes aptitudes, en consonancia con un proyecto de ambición y vocación universales.