Pousada fazenda da lagoa
A todos los que os gusta viajar a lugares insólitos, que conseguís relajaros totalmente aislados de la civilización, que sois capaces de olvidar el móvil, la blackberry o el ordenador, aunque sea por unos días…. Os aconsejo la Pousada Fazenda da Lagoa.
Este final de año lo he pasado en Bahía, con mi familia y amigos decidimos alquilar una casa delante del mar. El lugar es paradisiaco, precioso, aunque sin nada, o mejor dicho con todo, con todo lo que generalmente no tenemos a nuestro alcance, la simplicidad de la naturaleza. Tiempo para observar el cielo repleto de estrellas, la suavidad de la brisa, el ruido del pisar la arena blanca, el vaivén de las olas, los olores, las palmeras, los cangrejos, los mosquitos... Aprendo a vivir y a saber discernir como quiero vivir, cuales son mis lujos, como quiero invertir mi tiempo de vacaciones.
A 400 metros de nuestra casa, descubrimos la Pousada Fazenda da Lagoa. Los astros que rigen el lugar son fuertes, poderosos. ¡Que lugar de sueño! Pocas veces en mi vida he sentido una energía tan fuerte. Se encuentra localizada a 40 kilómetros del aeropuerto de Ilheus, en dirección al sur de Bahía. Era una antigua hacienda de coco y dendé “fruto de la palmera del que se extrae el famoso aceite de dendé” cuenta con 4 kilómetros de playa exclusiva para el huésped y no hay ni un alma. Un transfer de la pousada, te recoge en el aeropuerto, el segundo transfer es un barquito que cruza un río de aguas cristalinas, entre el mar y el río un lago de 30 hectáreas rodeado de selva intocable, un paisaje de película.
La aventura sigue cuando llegas a la pousada, rige la informalidad, huéspedes de hawaianas y bermuda pero con la sofisticación del sombrero panameño. Son 14 chalés decorados con muy buen gusto. Los dueños, Mucki y Artur, una pareja bonita, que vive en Río de Janeiro pero a la que pueden se escapan a su gran paraíso a vivir de verdad. Ella es magistral, mujer de extremo buen gusto y muy creativa es la responsable por toda la decoración tiene su propia marca de ropa, accesorios, objetos de decoración, una línea de perfumes y jabones, diseña cortinas de colores bordadas, edredones, cojines, en fin, todo aquello que a las mujeres nos vuelve locas. Y es que es muy agradable llegar a un lugar bonito y percibir que cada mueble, espacio o detalle tiene una historia que contar, una razón de estar allí. A pie de piscina, situada en frente de la playa se pueden degustar buenas caipiriñas de cachaça, la mejor y más aromática es la de cajú “fruta del anacardo”. Como aperitivos hay pasteles de palmito, carne o queso, con una pimienta artesanal picante, mandioca frita, mini acarajés de gambitas, calamares a la romana y una vinagreta de pulpo. En el restaurante al aire libre, se sirven pescados al horno, Bobó de camarones “ensopado típico de Bahia” y la famosa moqueca de pescado” otro tipo de ensopado” con aceite de dendé y harina de mandioca perfectamente tostada y sabrosa. Los sábados una rigurosa feijoada acompañada de una siesta en la hamaca. Buenos postres como el petit gateau de goiaba “fruta parecida al membrillo”, suflé de dulce de leche o banana flambeada con naranja. La carta de vinos está equilibrada, con buenas opciones. Cabe resaltar el staff, excelente el trato con los clientes, un hecho difícil de encontrar en Bahía, dónde no conocen los horarios y la palabra rapidez. En la playa hay monitores para practicar surf y el kite-surf. Para los que os gustan los masajes, un spa de ensueño, aconsejo el peeling de sal para preparar la piel para el sol, el masaje relajante o la reflexología. Vale la pena el paseo al lago, con baño incluido y picnic de bocadillos, frutas, agua de coco verde y cervecita. Enfin, mucho romanticismo, poesía, un paraíso terrestre que intensifica la mirada, ejercita la vista y aprecia los pequeños detalles de la vida. Imprescindible llevar: un buen libro, protector solar, pareos, repelente y una cámara de fotos. ¡Buen Viaje!
www.fazendadalagoa.com.br