Cucharillas y tenedores artísticos
Hay un aspecto de la cubertería que me divierte. Alguien podrá comentar que la cubertería no es divertida, pues su función dista mucho del humor, siendo la primera y principal ayudar al comensal a transportar los alimentos a la boca.
Pero con un poco de imaginación ciertos cubiertos son entretenidos. Los encontramos al final de la comida, en el postre, siendo indiferente que sea fruta o repostería.
Me llama la atención que la cucharita sea más corta que el tenedor. ¿Por qué? ¿O es que la cucharita tiene menos derechos que el tenedor? Esta discriminación no ayuda, por la falta de paridad, a enfrentarse al postre..
De otro lado, las cucharillas alimentan las ansias escultóricas contemporáneas. Como todo está ya pintado, esculpido, novelado y musicado, cualquiera puede ser artista.
No está en mi ánimo dar ideas a nadie. Pero con las cucharillas de postre que se doblan a poco que se fuercen, existe la posibilidad de construir obras de arte “hors de pair”.
Si a veces pido para postre tarta al whisky o crocanti es para darles formas artísticas a esas maleables cucharitas populistas.
Cuando el camarero no mira, ni tampoco los comensales de la mesa de al lado, comienzo a retorcerlas (es muy fácil: el material se presta a ello) hasta transformarlas en esculturas 2007, dignas de ser expuestas en la Documenta de Kassel, junto a las fotos de las creaciones de Ferran Adrià.
Actuando así, sobre todo en los restaurantes playeros de arroces y sangría, he esculpido obras que, si uno tuviera fama, estarían en más de un museo contemporáneo, sin desmerecer de las tuberías de gas ciudad o la chapa de automóviles para el desguace que forman parte de eso que los críticos de arte denominan “instalaciones”. Antiguamente, las instalaciones eran cosa de los fontaneros o los electricistas.
El mago Uri Geller doblaba mentalmente cucharillas y tenedores de postre en la televisión de los años 70. Lo hacía sin más objetivo que ilusionar a los espectadores. Con un crocanti o una tarta al whisky pudo pasar a la historia de la escultura contemporánea. Y exponer en el Guggenheim o en el MOMA de Nueva York.