Quedamos en Taberna la Cazuela (de la Espartería):
El término clásico taberna encuadra a un establecimiento público, de carácter popular, donde se sirven y expenden bebidas y, a veces, se sirven comidas. Las tabernas existían ya en el año 1700 a.C., prueba de ello ha sido el hallazgo de pruebas de la existencia de un comedor público en Egipto en el año 512 a.C. Precursoras de las modernas cafeterías, el antecedente más cercano en cuanto a las características, son las tabernas de la antigua Roma, también llamadas Thermopolium, debido a que se servía en ellas vino caliente. Alrededor del año 1200 ya existían casas de comida en Londres, París y algunos otros lugares en las que podían comprarse platos ya preparados.
Su historia comercial comenzó con un despacho de vino de la familia Barchino y posteriormente es adquirida por la familia Moreno llamándola “El Pensamiento”. Hoy La Cazuela de la Espartería es una típica taberna cordobesa a medio camino entre el Templo Romano y la Plaza de la Corredera (Datada en el siglo XV es la única plaza castellana que existe en Andalucía asemejándose a las plazas mayores de Madrid y Salamanca). La zona siempre ha sido un lugar con solera y lleno de historia. La fama que rodea la taberna es ya conocida en toda la ciudad, situada en uno de los lugares más emblemáticos de Córdoba, abrió por primera vez sus puertas en el año 1998. Alojada en una casa tradicional cordobesa de principios del siglo XIX, el local tiene una capacidad para 180 comensales. La planta baja de la taberna evidencia su estilo rústico, mostrando la decoración del local, herramientas y utensilios de la vida diaria de tiempos pasados. En la planta superior de la casa se encuentran diferentes salones de ambiente clásico, con capacidad de 10 hasta 40 comensales.
Su trayectoria se ha desarrollado a base de trabajo y tesón impecable, variada carta de tapeos y platos tradicionales, sin olvidar el respeto y amor por la equilibrada carta de vinos. No queremos destacar ninguno de sus platos y elaboraciones tradicionales pero se hace un tanto necesario (salmorejo, gamba frita, revuelto de habitas, presa y secreto ibérico, berenjenas fritas, pechuga al limón, lomo a la crema; solomillo al roquefort; Pavía de bacalao; patata rellena, etc…….), pero lo que sí que quiero destacar en sus elaboraciones son el punto de cocción preciso, guisos trabados y suculentos, dominio de la plancha y la fritura en todas sus vertientes (a la romana, empanado, gabardina, a la manera de pescaito frito con harina de almorta). Alimentos jugosos y carnosos, crujientes y dorados. Buen tratamiento en aliños, utilización debida del oro líquido (aceite); en definitiva comida de sabores contundentes, sabores de casa de toda la vida pero tolerables en grasa y saturación.
Animamos a que vayan a probar este local de ambiente rústico, agradable y cercano, punto de encuentro y reunión de amigos y familia. Estilo tradicional y divertido, vajilla y mantelería artesana. Servicio rápido y eficiente. Gracia y salero tienen de sobra para ofrecer producto a todas las mesas con la rapidez y solvencia debida. Nunca hay una mala cara. Cualquier plato lo hacen especialidad de la casa. Fogones, platos y sabores identificados con la tradición gastronómica de la ciudad. La taberna es centro cultural de presentaciones artísticas, catas y otros eventos.
Y es que llevo 21 años viajando a Córdoba y no paro de encontrar locales nuevos que me llaman la atención, y ello de la mano de mis amigos Javi Sierra, Alvaro y familia (si me dejo alguien no es mi intención). Hay público para todo y locales para todos. Brindo un afectuoso saludo a Manolo por su trato, por su servicio cercano y familiar, a la vez que serio y formal con el comensal. Compadreo pero con respeto. Rapidez y soltura, mucha soltura en la comanda y en el propio servicio de mesa. Paciencia y brío, tanto como para que después de 4 días de salidas y tapeos, nos “convenciera” para comer y beber como si del primer día de llegada a la ciudad se tratara. Y es que si hay una frase que he oído y quiero dedicarle a este profesional es que: “cuando Manolo habla, sugiere y ofrece producto sube el precio del pan”.
Si el objetivo de Don José (Pepe para los amigos) Salamanca ha sido el de cuidar y difundir la cultura gastronómica y enológica de tanta tradición en Córdoba, ya se puede retirar a descansar tranquilo que lo ha conseguido con muy buena nota. Enhorabuena a todo el equipo.