“Haga usted como yo, no se meta en política”. Con este axioma, cuenta la leyenda, zanjaba el dictador Francisco Franco las discusiones de sus políticos cuando se ponían tensos... De parecida manera habría que hacer esta recomendación a buena parte de la fauna política de mi país. Y es que, ahora va y resulta que en España existe un partido político que recomienda encarecidamente a un restaurante gerundense, catalán, español y universal (al que yo, personalmente, considero el mejor restaurante del planeta) que prohíba acoger en una de sus instalaciones Los Premios Fundación Princesa de Girona y, por ende, los canapeses que allí se sirvan. “Ni se os ocurra servir una Relaxing CUP of coffee en Gerona al que nos pega y @ (no se refiere al clan Pujol con esto último)“ -parece insinuar el cerril edil de una formación política ¡Olé!
El joven politólogo y concejal de la CUP del Ayuntamiento de Gerona de nombre Lluc Salellas tiene la poca vergüenza de abrir una estéril polémica mandando una misiva en forma de carta abierta -dice- a los tres geniales hermanos Roca invitándoles a replantearse su decisión.
El inconsciente concejal no sabe -como dicen en mi pueblo- dónde ha puesto la era, intentando provocar a Uno de los Nuestros. Con su ”recomendación” intenta poner en la picota a unos héroes que viniendo de atender un bar de carretera han conseguido con la receta siguiente: esfuerzo titánico, constancia en el trabajo, tesón, humildad y seis güevos mantener a Gerona y España en el epicentro mundial de la gastronomía y eso, el mesonero castellano que aquí suscribe no lo puede consentir por la admiración y envidia (insana) que los profesa.
Desconozco el contenido literal del recado que manda este politólogo (hay últimamente más politólogos en política que rovellons en primavera) mitad foodie, mitad crítico del Tripadvisor, con pinta de no saber lo que supone tener una empresa ejemplar como la que los modestos hermanos Roca dirigen talentosamente y mucho menos haber pagado una nómina en su vida. Sólo encuentro un atenuante para este insolente aprendiz de Robespierre que es la fuerza cósmica de la Tramontana. A veces, este viento cabrón llega hasta el centro de España como cuando hace años (ni les cuento en el momento actual) los poseídos por el dios Eolo querían adoctrinarnos a los librepensadores de la hostelería patria con recomendaciones del porte “¡NO COMPRE PRODUCTOS (Cava, en aquel caso) CATALANES!”. En aquel entonces, también a mí se me ocurrió mandar otra carta del estilo del regidor a mis amigos bodegueros catalanes para advertirles que entonces (y ahora) el Cava y sus magníficos vinos estarían más presentes que nunca en la carta de mi restaurante. Y así lo hice y así lo hago. Es cierto que Joan, Josep y Jordi no son perfectos (los tres son del Barcelona CF y no les perdonaré jamás el postre -el gol de Messi- con el que me patearon el paladar de felicidad en mi última visita a su templo), pero a pesar de esto al señor Salellas no le vendría nada mal pasar un tiempo, como desagravio y correctivo, por las cocinas de sus ilustres paisanos y a la vez empaparse de la infinidad de proyectos altruistas con que los generosos Roca colaboran desinteresadamente y no meterse en camisas de once varas con su consejo fascista que me recuerda al del Generalísimo. Pues eso -Lluc-: haz como nosotros: no te metas en política... y monta un bar, si tienes güevos.