Garbanzos Hervidos con Pilota y Butifarra Negra.

 Las hermanas Reixach, Lolita y Paquita, siempre han sido máximo exponente de la cocina tradicional popular catalana, que tiene en este plato la versión autóctona del cocido español, que a su vez conoce tantas variantes como regiones y, dentro de cada comunidad, tantas diversidades como pueblos y hasta personas, pero que en lo esencial es el cocido de garbanzos con las carnes y verduras que había a mano tratadas en determinadas materias con alguna que otra técnica particular.
Nosotros hemos comido en dos ocasiones este cocido de garbanzos, el que usted ve en la foto, gulesco por la presencia de la oreja y el rabo de cerdos salados, la mastodóntica butifarra negra, el jarrete o morcillo de ternera y demás viandas, que se diferencia con la receta que actualmente se ofrece en videos y papeles de “escudella i carn d´olla”, sin la presencia de los garbanzos y con otras carnes. En cualquier caso, el cocido de garbanzos de esta casa, que luce en carta el título de Garbanzos Hervidos con Pilota y Butifarra Negra es algo incomparable, porque las hermanas Reixach son únicas a la hora de seleccionar el producto. Garbanzos de Fuentesaúco gigantes, mantecosos y sin hollejo. Patatas cremosas que se desvanecen exquisitamente en boca. Col hervida con mesura exaltando su verdor, textura y sabor natural. Un relleno que aúna esponjosidad y carnosidad, en un perfecto equilibrio entre la carne y el pan embebido de leche, que ha absorvido  la sustanciosidad del caldo. Gelatinosidad inconmensurable en los apéndices del cochino. Sibaritismo y melosidad en la ternera. Sabrosura apabullante en la butifarra negra. Producto diez y perfecta hechura de cada uno de los animales y partes que van al puchero en función del tiempo que requieren, aquí milimétricamente cronometrado. Nobleza, nobleza… exactitud, exactitud… y abundancia, copiosidad, opulencia, exceso. No se podrá reprimir y acabará con la bandeja rebosante que pone en chiribitas los ojos, encandila el paladar, sacia la andorga y se digiere milagrosamente dada la honestidad y sabiduría de las guisanderas.