Permítanme la irreverencia, quizás osadía, de hablar del servicio, de las atenciones, de la SALA, de un restaurante vanguardia total como es Aponiente, y no hacerlo de su patrón, Ángel león, Dios de...
Víctor Manuel Rodrigo es un joven castellonense audaz con mirada viva. Su mente, creativa hasta el extremo, centrifuga de manera constante entre miles de conceptos de platos y combinaciones infinitas de ingredientes; un conjunto de virtudes que lo hiceron ganador del IV Concurso Cocinero del Año.
Su restaurante Samsha, en pleno centro de Valencia, cautiva por su estética neopop e incitante colorido, el mismo que traslada a sus platos. Sentarse en su mesa es toda una experiencia y cualquier idea preconcevida resultará en vano.
La cocina de Víctor Rodrigo se caracteriza por un dominio perfecto de las técnicas culinarias de vanguardia y una meticulosa presentación estética. Sus procesos de elaboración son complejos y el aspecto visual de sus platos es tan sorprendente que deja anonadado al más escéptico. Se podría decir que marca sus platos como un artista trata sus lienzos. Pequeñas obras de arte y precisión que no por ello menores en gusto.
Las creaciones de Víctor tienen un resultado impecable, tanto en pensamiento, como en ejecución. Bocados casi siempre sorprendentes que hacen de la comida un auténtico juego de provocación y hallazgos inesperados. Su identidad culinaria, al igual que su tremenda vocación, está tremendamente forjada a pesar de su juventud. Un espíritu de lucha que, con toda seguridad, lo llevará lejos.