Dos éxitos más que añadir al consagrado catalogo configurado por un hombre que lo es todo en las frutas en conserva en España y, en particular, en lo que respecta a mermeladas y confituras.
La de clementinas, ofrece una enorme complejidad, con sabores dulces, ácidos y amargos mágicamente compensados, que se suceden en boca juguetona y encantadoramente, siempre con el dominio absoluto de la fruta, que se manifiesta inmaculada, cumpliendo su natural protagonismo, de manera nítida. La presencia de la cáscara, cortada en pequeña juliana, suma sabor y textura, complementaria de la gelatinosidad general.
Igual de pura, refrescante y repleta de matices, con todo un despliegue de sabores básicos, tenemos la de nísperos. Logrado equilibrio entre acidez y dulzor, primando la primera. También la textura resulta impecable y complementaria: carnosidad y gelatinosidad. La fruta se manifiesta en toda su plenitud.