Jamás habíamos encontrado unas zamburiñas en conserva tan nobles y tan bien condimentadas. El marisco, aunque podría estar un poco menos cocido, preserva como nunca en conserva su identidad, sobre todo su sabor, su gustosidad, manifiestas. Las zamburiñas saben, y tanto que saben, con una exaltación genial, que se expresa en la salsa, dulce, picante, tan solo calentando la boca, que manifiesta un costumbrismo sibaritico, en el que la cebolla, el pimentón, el tomate, las especias, la sal y el aceite de oliva, suman y suman potenciando el sabor natural y marino del ingrediente principal. El conjunto es autentico en partida doble: producto y salsa.