VDA. DE CAYO SAÍNZ
Casi igual que la fabada de Casa Gerardo en el restaurante, única en mundo. Pongámole medio punto menos, porque si hubiese alguna duda sobre su calificación al ser una conserva, queda dilucidada por dos motivos: es el mejor plato cocinado, con neta diferencia, que nosotros conozcamos y respecto del resto de fabadas en el comercio está a años luz. Incluso cabe preguntarse ¿Cuántas frescas en Asturias la superan? Con independencia de la original, no creemos que más de una, o dos, si es que esto sucede, que está por constatar.
¿Justifica el precio tan elevado en relación con lo que se encuentra en los grandes canales de distribución y en las tiendas gourmets? Puede llegar a multiplica por 10 la cotización de las promocionadas en algunos lineales y por 2 o 3 el precio de las marcas más consideradas hasta ahora en delicatessen. ¿Es tres veces mejor? Es otra cosa distinta; como sucede, por ejemplo, en las difetentes etiquetas que comercializa una misma casa de champán.
No son en absoluto comparables las materias primas en escena ni el concepto culinario que le define. Las fabes, excepcionales, excepcionales porque carecen absolutaamente de piel, que no se percibe en absoluto y por su cremosidad, sin nada de harinosidad, son alubias tiernas, pochas de fabes. Esto mismo se trasluce en el gusto, más delicado, más refinado, más vivo. Con el compango sucede otro tanto; estamos ante el mismo que se utiliza en Casa Gerardo. El lacón, memorable por ternura y sabor. La morcilla también esta muy bien resuelta. Quizás el chorizo, auténticamente asturiano, pudiera ganar en textura, queda un tanto tieso. Vamos, que la materia prima en liza iguala la que los Moran utilizan en Prendes. Y el criterio aplicado a la fabada del restaurante se reproduce fielmente en la conserva: fabes enteras y fundentes y un caldo refinado y liviano en su suculencia. La alubia impera sobre el fondo, que ilustra sin saturar, sin empalagar, sin indigestar. El ahumado de los embutidos puede calificarse de imperceptible.
Nobilísima y magistral. Para que no haya dudas, el mejor plato cocinado que, hoy por hoy, se conozca.