Permítanme la irreverencia, quizás osadía, de hablar del servicio, de las atenciones, de la SALA, de un restaurante vanguardia total como es Aponiente, y no hacerlo de su patrón, Ángel león, Dios de...
The New York Times, entre otros medios de comunicación, hacen un repaso a la situación de pobreza extrema a la que se enfrentan miles de familias cada día en España. Esas semblanzas de “austeridad y hambre”, como las califican, también se pueden ver en Chicago o Nueva York, no solo en épocas de recesión, sino habitualmente. Y a nadie se le ha ocurrido pintar a Estados Unidos de un país miserable.
Cierto es que las imágenes que proyecta nuestro país: colas ante Caritas, manifestaciones contra los recortes, el problema Cataluña, el drama de la inmigración, los desahucios…hacen mucho daño a la marca España, que hoy por hoy esta en crisis, tan en crisis como el propio país. Y por mucho que no queramos, por muy mucho que se esfuercen nuestros cocineros, artistas y artesanos, que así lo hacen, y tanto que lo hacen, eso afecta a nuestra gastronomía. Nadie, tampoco nosotros, creemos que vamos a mantener el prestigio mundial adquirido por nuestra culinaria en los últimos 20 años en un habitat en el que escasee el trabajo y el dinero. Sólo de los turistas podrán vivir unos contados grandes restaurante; pero eso no asegura un panorama hostelero sólido y con futuro. Realidad que no nos ha de llevar al pesimismo, pues mucho peor estábamos tiempos ha, y aquí hemos llegado. El secreto, antes como ahora, radica en el esfuerzo, la constancia y en creer en el mañana.
No nos ha de preocupar en exceso lo que diga la prensa americana. Hay que analizar su contenido, claro que sí. Sin necesidad de escucharles somos plenamente conscientes, aquí lo venimos vaticinando reiteradamente, de nuestros problemas económicos, que duraran bastante, y de la merma de credibilidad que nos ocasionan. En la pujanza ya sabíamos que el modelo de restaurante de lujo y de cocina artística era elitista y excepcional; de esto no hablan. Insistimos: no nos ha de preocupar en exceso lo que diga la prensa americana porque durante muchos años me han entrevistado casi todos los periodistas del The New York Times que iban hacer un reportaje sobre la cocina española. Los leí y siempre fueron exagerados y sensacionalistas. Y puedo asegurar que los que escribían sabían muy poco de gastronomía, por no decir nada, por muy “Críticos The New York Times” que fueran. Exagerados y Sensacionalistas.