Permítanme la irreverencia, quizás osadía, de hablar del servicio, de las atenciones, de la SALA, de un restaurante vanguardia total como es Aponiente, y no hacerlo de su patrón, Ángel león, Dios de...
Edorta Lamo, Iñigo Cojo y Amaya García van vida este bistrot que baila ritmos vertiginosos. Todo es joven, innovador, irreverente, iconoclasta... nada sintoniza con las mentalidades tradicionales. Trasmite un espíritu trasgresor que llega a alterar los valores gourmets. Por tanto, a este local se tiene una mentalidad juvenil, divertida, cómplice, o es preferible no acudir, ya que ofrece un concepto rupturista del gusto. En definitiva, para que no haya dudas, nada, absolutamente nada recomendable para comensales con valores y aptitudes convencionales.