Justo Garcia después de hacer triunfar Nuestrabarra en Elche y Mar de Cristal en Santa Pola emprendió en diciembre de 2010 una nueva etapa profesional independizándose y montando su propio negocio. Lo ha hecho en una localidad próxima a las dos citadas, en las que ha transcurrido su actividad hasta antesdeayer y al lado mismo del Aeropuerto y del recinto ferial (IFA).
Como en anteriores proyectos hosteleros, el éxito ha sido fulminante y hasta apoteósico, a tenor de la que esta cayendo. No podía ser de otra forma, dada la capacidad de trabajo y los conocimientos del personaje. En escena una barra ciertamente exuberante, tanto en ofrecimiento como en exposición; incita al consumo. Infinidad de propuestas, dispuestas a satisfacer todos los gustos. Desde los ibéricos Joselito a las mejores salazones: estelares huevas de mujol, bajas en sal, tiernas y jugosas, muy naturales y fáciles de comer; también de atún y mojama, etc., pasando por nobilísimas anchoas del Cantábrico. Especialmente bueno el jamón, así como la caña de lomo.
Qué decir del apartado de mariscos, Santa Pola en toda su manjarosidad: gambas rojas monumentales, radiantes de frescor y precisamente cocidas, igualmente hemos de decir de las grandiosas quisquillas también de la citada lonja, cigalitas, langostinos, gigantescas cañaíllas… excelencia que se hace extensiva al Atlántico: ostras, almejas de Carril, navajas, berberechos, bogavantes y percebes, entre otras exquisiteces. Ensaladas tradicionales y modernas, todas con acento mediterráneo, delicadas y ligeras. Tendencia que se refrenda continuamente, como sucede en los salteados y cazuelitas, como el de clamar con alcachofas y habitas o las huevas de sepia con ajetes y un toque picante.
Qué decir de las alcachofas a la brasa, excelsas en su sencillez. Impecable el apartado de plancha, por gérenos y punto, en especial las sepionet y la suprema de pulpo con patatas asadas y pimentón, al que se termina dando un toque de la brasa. Un amplio surtido de arroces secos y melosos: de calamar y mero; de bacalao y garbanzos; de rape y verduras; etc., quedándonos con el de atún con gambitas y ajetes, sustancioso, copioso y hasta ostentoso por tanto taco de pescado; así como fideuà, gazpacho de mero y caldero santapolero. Y así hasta llegar a segundos platos a su vez saciadores, con los salmonetes o el morrillo de atún, en temporada, como estrellas, sin olvidar el rape en tempura con romesco, y las distintas partes del ibérico, siempre de Joselito, impregnados con aromas rústicos: cabezada, pluma, presa gratinada con foie gras y lomo adobado con pimentón de La Vera. ¡Ah! Ensaladillas, salpicones, croquetas… siempre bien hechas. Se puede comer tanto en la planta baja, donde se encuentra la barra, que dispone de un comedor más informal, como en el primer piso, donde se aprecia mayor empaque.