El bar de tapas más reputado en Palencia y uno de los restaurante más distinguidos de la ciudad, tanto por instalaciones, en diversas comedores y alturas, como por cocina, tradicional actualizada con formas elegantes y livianas.
Miguel Sánchez se formó, entre otros lugares, en Sevilla, donde aprendió a las mil maravillas una tapa emblemática que el ha perfeccionado hasta convertirla en un 10 en la materia. Nos estamos refiriendo al cazón adobazo y rebozado, cuyas carnes salen en verdad jugosas y la corteza ciertamente crujiente, en un contraste de texturas magnífico, con el mérito del pescado, que preserva su sabor y lo engrandece por la sutil presencia del vinagre. Un alarde de técnica y equilibrio. Otro timbre de gloria del patrón, inspirado en su estancia en Bélgica, como se vera Miguel es un hombre muy viajado, son los mejillones a vapor con una salsa de vino blanco aromatizada con apio; en su punto de hechura y refinados. Muy buenas las croquetas, bolas hermosas con una delicada bechamel rebosante de jamón y huevo. Si se quiere gozar de la bondad de las morcillas de Palencia, donde se elaboran algunas de las mejores de España, como Villada y Fuente Andrino, nada como solicitar el revuelto, con mesurada presencia del huevo, que rebaja la contundencia del ingrediente principal, que brilla a gran altura; suculento y jugoso. También merecen la notabilidad las rabas con un suave all i oli.
Las tapas van cambiando según ocurrencia de Miguel y su hija Erika, que hoy se ocupa de los fogones, entre las que permanecen fijas dado su aceptación y consumación el bacalao dorado, el timbal de atún con verduras, las albóndigas de rabo al vino tinto y la callos. Por lo demás, muy buen surtido de vinos, en especial de Castilla, blancos y tintos.