Real Balneario de Salinas: Divina Humanidad.

   

¿Qué se espera de la cocina asturiana?

Nobleza, naturalidad, suculencia…campechanería.

 

 Real Balneario de Salinas ofrece todo eso y más; así dejó constancia en la cena de Zaldiaran, aplaudida y vitoreada por su sensatez y precisión. Quedó bien claro que estamos ante uno de los mejores restaurantes de producto de España, sobre todo en manjares oceánicos, aunque no solo en estos. Puso en escena géneros excepcionales a los que distinguió con puntos de cocción ciertamente virtuosos. Tratamientos sencillos y directos que potencian, exaltan las cualidades intrínsecas de los manjares. Las salsas, las guarniciones, los adornos, tienen su mérito, sin alardear, nada más ni nada menos, que de precisión. Valgan de complementos de lo principal: genero 10 en su hechura.
 Isaac Loya cautivó con un ingrediente harto infrecuente en la alta cocina: el bogavante de El Cantábrico. Mucho más si en menú degustación se vende a 65 €. Medallones tersos, inmaculados, exultantes de sabor, sobre un jugo traslúcido de tomate, mas rabanitos y nabos, entre brotes y hierbas aromáticas, con algún crujiente. Una clamorosa ensalada integral perfectamente integrada.
Otro plato que testimonia la esencialidad y pureza que caracteriza a esta casa: trozos muy hermosos de calamar a la parrilla, enroscados y con rombos incrustados, al corte chino, sobre un caldo pletórico del mismo animal, sutilmente perfumado con cebolla.
 Más humanidad: un montadito de setas, foie gras salteado, frutos secos y yema de huevo caliente y cruda. Se convence a todos con ingredientes y sabores que cautivan por su autenticidad.
Isaac Loya no varía en ningún momento su filosofía y comportamiento. Otro testimo lo tenemos en el virrey con jugo emulsionado de sus espinas y patatas. En realidad es una versión distinguida de una marmita, o un suquet, convertido en plato de pescado, en el que el lomo del virrey, o rey, ese pez rojo que tanto se aprecia en el Principado, sale a cuerpo descubierto sobre la salsa del guiso marinero, refinada y estirada. Vitores.
 Titulares en todo momento: Solomillo de ternera Asturiana asado, de increíble calidad, de inmensa exquisitez, medallones marcados por fuera y uniformemente sonrosados, con el único complemento de un suculento puré de patatas, ciertamente enriquecido con mantequilla, al que se puso un contrapunto táctil.
 La esponjosa torrija de brioche perfumada con vainilla y sellada con azúcar soplada y la versión gourmand del tocinillo de cielo constata que en El Real Balneario de Salinas no basta con comer bien sino que además se hace abundantemente.
 Al final en Zaldiaran se celebró tanta humanidad divinizada, o tanta divina humanidad, cantándose el Asturias Patria Querida.

  • Ensalada de Bogavante con Nabos y Rábanos, Además de Jugo Traslúcido de Tomate
  • Calamar a la Parrilla y su Caldo
  • Montadito de Setas, Foie, Frutos Secos y Yema de Huevo
  • Virrey Confitado Sobre su Marmita
  • Solomillo de Ternera Asado en su Jugo con Puré de Patatas
  • Torrija con Aroma de Leche de Vainilla, Fresas Glaseadas y Su Helado
  • Copa de Tocinillo de Cielo con Leche Merengada.