El Trueno de la Michelín Suena de Nuevo

 José Carlos Capel. El País.

El pasado lunes mantuve una conversación improvisada con uno de los responsables de la guía Michelin en España. Por discreción omito su nombre. Nada más colgar lance un tuit quizá demasiado entusiasta:@JCCapel: “Gran noticia, Michelin 2013 va a ser un año especialmente bueno para España. Será verdad? Me lo creo? Me lo acaban de confirmar. No más detalles”.
A los pocos segundos escribía mi amigo el periodista @Igmedina: “Como siempre, llega noviembre y hay quien consigue que todos hablen de Michelin. Por suerte pocos se acuerdan el resto del año” Frases a las que respondió enseguida @Sergiarola68: “Ignacio lamento corregirte pero para los restaurantes que trabajamos sobre todo con extranjeros sí que es importante”. Y otra vez: @Sergiarola68: “Y para los que nos hemos de buscar la vida fuera para financiar nuestros sueños en nuestro país, también es importante”.
Cruce de mensajes que desvela varias cuestiones. La expectación que continúa despertando la guía roja, la importancia que de cara al exterior revisten sus famosas estrellas y los complejos sentimientos, mezcla de irritación, perplejidad, desencanto y alborozo con los que se reciben sus galardones cada año.
El próximo día 22 reviviremos otra vez la experiencia. Para mí y la totalidad de la crítica especializada que viaja por el mundo, la Michelin es una publicación seria que, sin embargo, no refleja la realidad gastronómica española. Menos aún cuando sus puntuaciones se comparan con las de otros países europeos. No puedo entender que una guía de alcance internacional no homogeneice sus criterios.
¿Será cierto que por fin Benito Lamas y su equipo han enmendado este año su enfermiza cicatería? Habrán hecho mella las ácidas críticas que les hemos propinado en ediciones anteriores? Como dudo seriamente de la generosidad francesa, me temo que por mucho que hayan abierto la mano se quedarán de nuevo bastante cortos. Ojalá me equivoque.
A falta de una semana para el acto de presentación las quinielas -- como es habitual --, se han disparado. El nerviosismo entre cocineros prosigue en ascenso. Se reconozca o no, para algunos está en juego su prestigio y la rentabilidad de sus establecimientos. En particular de cara al turismo que nos visita. Esa es la gran crueldad de esta publicación en su faceta económica, que establece escalafones en el ámbito internacional y condiciona cifras de negocio.
¿Habrá tercera estrella? Para el ascenso hay varios candidatos. En primera línea Mugaritz y Quique Dacosta, que se la merecen desde hace años. Y con bastantes posibilidades por su cocina y parafernalia en la sala, Atrio y Santceloni. Un galardón que deberían recibir cuatro o cinco restaurantes más pero que para los insondables pensamientos de la Michelin supongo que todavía han estado poco tiempo en el purgatorio de la espera.
¿Y la segunda? ¿Quiénes serán los agraciados entre los que ya tienen una? La lista se alarga. ¿Aponiente, Alkimia, Casa Gerardo, Can Jubany, Dos Cielos, Pepe Solla, El Portal, Zaranda,El Bohío, Nerúa, Ferrero... ? Sin comentarios.
Para una estrella están los grandes ignorados hasta ahora Tickets, Culler de Pau, Mina, Íñigo Lavado, Dos Palillos, La Botica, hasta un total de 20 restaurantes, por lo menos. No hay que preocuparse, los chicos de Lamas se sacarán algún desconocido nuevo de la manga. Lo hacen siempre.
Como es habitual Michelin mantiene su hermetismo. Me admira que controlen al límite las filtraciones. Solo deseo que cuando la nueva directora de Michelin España, Mayte Carreño, proclame los galardones, no tengamos que mirar para otro lado y recordar las decenas de restaurantes españoles que un año más han quedado en el olvido. Admito apuestas. ¿Qué os parece el panorama? En twiter:@JCCapel