Permítanme la irreverencia, quizás osadía, de hablar del servicio, de las atenciones, de la SALA, de un restaurante vanguardia total como es Aponiente, y no hacerlo de su patrón, Ángel león, Dios de...
Fue una noche hechizada. Primero porque tan sólo fueron 45, de los 55 cubiertos en venta en Zaldiaran, la menor cifra de todas las jornadas celebradas. Todos sabemos que estamos ante un artista incomprendido en la gastronomía española. Para mí Josean es un GENIO, UN GENIO absolutamente inapreciado, por casi todos, especialmente por la miserable y funcionaral Michelín, entre tantos referentes de la mediocridad imperante. No sé si a los contadísimos que nos fascina Nerua somos unos chiflados, puede ser, o que la revolución de los últimos años no ha servido para alargar las miras del público en general, seguro que también puede ser. Sea como fuere, me parece que la alta cocina ha ganado en escenificación más que en realidad, que la cultura gastronómica en España no puede asimilar la falacia en la que se ha convertido la cocina de los famosos chefs, entre otras cosas porque la confusión sin identidad está absolutamente generalizada. Para que no haya dudas, Josean Alija se diferencia sustancialmente de todos los estilos y referencias imperantes; tiene una independencia sin parangón posible en el panorama culinario español. Hasta tal punto que es el único, repito, es el único chef, que quitando algún trampantojo, no ha tomado ni conceptos ni técnicas de Ferran Adriá, en la que tanto redundan más y más seudoartistas que hoy pavonean en la Pasarela de la Apariencia. Dos temas sobresalieron en la cena. Un esencialismo radical a la hora de construir, con muy pocos elementos en escena, muchos matices que casi nadie capta. En segundo término, la pasión por lo vegetal, que se trasluce en platos verdes, exultantes de naturaleza y naturalidad. Contempla y admira una de las contadísimas gastronomías que en este país tiene creatividad propia y un mensaje radicalmente expuesto a anti esnobismo pseudo como hoy impera.